La empresa Bioinicia (impulsada por un grupo valenciano de investigación vinculado al Consejo Superior de Investigaciones Científicas) ha desarrollado la primera mascarilla del mundo biodegradable a través de una tecnología innovadora basada en nanofibras. La firma (fundada en 2012 por José María Lagarón, Lars Markwort e Hipólito Montejano) se especializó en el desarrollo de nanofibras (10.000 veces más finas que las fibras normales) para diferentes aplicaciones como los envases alimentarios o los parches que liberan productos farmacéuticos y tras el estallido de la pandemia se centró en la producción de mascarillas. «Al inicio de la pandemia comprobamos que se había deslocalizado más del 95 % de la producción y al ver los problemas de suministro desarrollamos filtros con nanofibras. Con financiación del CSIC y la Agencia Valenciana de la Investigación -AVI- desarrollamos el filtro y lo patentamos. Es una mascarilla con certificación de covid-19 que equivale a las FPP2», explica José María Lagarón, investigador del Instituto de Agroquímica y Técnica Alimentaria. Bioinicia (que el año pasado facturó más de 3,5 millones y tiene 50 trabajadores) fabrica los filtros en Paterna y produce las mascarillas de máxima protección a través de sendas subcontratas con una empresa catalana y otra alemana. La firma lleva un millón de mascarillas fabricadas y antes de final de año tiene previsto producir otro millón. A partir de enero tendrá capacidad para fabricar 11 millones a la semana. El pasado miércoles, el presidente Pedro Sánchez llevaba en el Congreso una de sus mascarillas.