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Ahorro en la luz caído del tejado

La imparable escalada del precio de la electricidad y las ayudas de la ue multiplicarán por cinco las instalaciones solares de autoconsumo en españa hasta el año 2030

Instalación de paneles por parte de Cubierta Solar en una empresa de Alicante | ‘activos’

Fue como una liberación. La supresión del impuesto al sol en 2018 resultó decisiva para impulsar un sector, como es el fotovoltaico, que hasta entonces había permanecido poco menos que atado de pies y manos por la falta de rentabilidad. Las consecuencias no tardaron en dejarse notar, con un notable incremento de los proyectos de autoconsumo tanto industriales como residenciales que, en cualquier caso, no es ni comparable con lo que está aún por llegar. Y es que la imparable escalada de los precios de la electricidad, unida a los fondos que van a llegar desde la Unión Europea, van a multiplicar por cinco tanto las instalaciones como la potencia hasta 2030 en España, satisfaciendo la demanda de unos consumidores ávidos por ahorrar en la factura de la luz. Las perspectivas de negocio son tan notables que, incluso, las grandes compañías eléctricas se han subido a este carro que, hasta hace bien poco, era territorio casi exclusivo de pequeñas empresas. La burbuja, con todo, está hinchándose a tal velocidad que corre riesgo de estallar si no se consigue mano de obra especializada y si persisten los problemas en el suministro de componentes.

Dos operarios de Holaluz instalando placas solares en el tejado de una vivienda | ‘activos’

El sector está configurado en estos momentos por unas 2.000 empresas que, incluyendo empleos tanto directos como indirectos, dan trabajo a 58.000 trabajadores. Según un informe elaborado por la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), en 2021 se instalaron en el país 1.203 megavatios (MW) de nueva potencia en instalaciones de autoconsumo, lo que supuso duplicar la cifra del ejercicio anterior. Las instalaciones domésticas pasaron de suponer el 19% a representar el 32% del total, mientras que los sectores industrial y comercial se repartían porcentajes del 41% y el 26%, respectivamente.

El autoconsumo doméstico está registrando un crecimiento espectacular | Tony Sevilla

A la hora de explicar este despegue tan significativo, el director general de esta entidad, José Donoso, hace referencia a las nuevas regulaciones, muy favorables, y a los altos precios de la electricidad. «Los particulares -subraya- se han dado cuenta de que su dinero está mejor en sus tejados que en los bancos».

Pero, aterrizando en lo concreto, ¿qué es lo que empuja tanto a los particulares como a las empresas a decantarse por las placas solares? Efectivamente, la imparable subida del precio de la luz, aparte de convertirse en un incentivo para apostar por el autoconsumo, ha propiciado que una instalación doméstica que antes se amortizaba en nueve años ahora lo haga prácticamente en la mitad. Lo mismo ocurre con la industria y los complejos comerciales, con plazos iniciales de cuatro y seis años, respectivamente, que en estos momentos se han reducido en los mismos términos. El otro factor, lógicamente, es el del ahorro en el consumo eléctrico, que oscila desde el 30% al 80%, incluso más en algunos casos.

El director general de la Asociación Nacional de Productores e Inversores de Energías Renovables (Anpier), Rafael Barrera, apunta a otras cuestiones que también están influyendo en este despegue. «En los últimos tiempos -destaca- se ha roto el obstáculo que suponía la desconfianza respecto a la fiabilidad de las placas solares y su rendimiento. En la actualidad podemos decir que contamos con una tecnología muy madura, de ahí que nos encontremos en un mercado en plena ebullición».

Sin embargo, y pese a que el autoconsumo se ha disparado desde 2018, aún está todo por hacer. Y es que en estos momentos hay instalados en España 3,2 gigavatios, cuando el objetivo para 2030 es llegar a los 15. Se trata de una meta harto complicada, pero que todo apunta que se podrá alcanzar merced a los 1.400 millones de euros que van a llegar desde los fondos ‘Next Generation’ de la Unión Europea, que, según los cálculos que maneja el sector, van a quintuplicar el número de instalaciones, pasando de las 100.000 actuales a medio millón. Se calcula, además, que el dinero comunitario se va a traducir, a su vez, en 5.000 millones de euros de inversiones directas. De entrada, para este año ya se prevé que la facturación del sector en autoconsumo se mueva en cifras cercanas a los 1.920 millones de euros, lo que permitirá instalar 2.400 megavatios.

Para alcanzar estos objetivos, las empresas se han lanzado a una batalla comercial por obtener el máximo de clientes, ofreciendo ofertas y facilidades de todo tipo. Este es el caso de Otono, una compañía noruega especializada en autoconsumo doméstico, que ya hace tiempo que opera en España. El director general de la firma aquí, Íñigo Amoribieta, indica que una instalación tipo para una casa tiene un coste aproximado de 5.000 euros, una inversión que así, de entrada, hay algunas familias que no se pueden permitir. De ahí que estén ofreciendo la oportunidad de optar por un alquiler de 40 o 50 euros al mes por un periodo de 20 años, «que permite -aclara- un ahorro superior a lo que se paga. Se trata de una opción interesante, porque no hay que amortizar nada, al no haber inversión de por medio».

Otra compañía que ha hecho del autoconsumo su razón de ser es Holaluz, que en la actualidad cuenta con nada menos que 400.000 clientes a través de un concepto singular de comercialización. Así lo señala su CEO, Carlota Pi, quien destaca que la base de su negocio está en la instalación de más placas solares que las que necesita la persona que contrata, para que también se pueda abastecer con la energía sobrante a clientes que no disponen de tejado. «El cliente original -enfatiza- consigue ahorrar el 100% de lo que consume y aporta energía a dos hogares más situados en un radio de 500 metros a la redonda». Pi, además, destaca el potencial de los 10 millones de tejados residenciales técnicamente viables que existen en España. «Podríamos alcanzar los 50.000 megavatios de potencia, cuando en la actualidad solo hay 500», indica.

Cubierta Solar, por otra parte, es una empresa especializada en el autoconsumo industrial. Su gerente, Luis Navarro, señala que una de las cuestiones que están potenciando la energía fotovoltaica en las empresas es la irrupción de las baterías de litio, que permiten almacenar la energía sobrante para poder consumirla por la noche o en horas en las que la tarifa eléctrica es más cara. «Se trata de una auténtica revolución», asegura. Su compañía se ha especializado en este tema, y en breve tiene previsto instalar la que hasta el momento es la megabatería más grande de Europa, de seis metros de ancho y 30 toneladas, en la factoría de Texathenea, en Villena.

También las grandes eléctricas están apostando por el autoconsumo, a la vista de que es un sector en plena expansión. Repsol y Telefónica, sin ir más lejos, anunciaban esta semana el lanzamiento al mercado de Solar360, una compañía conjunta que pretende convertirse en líder en este mercado con prestaciones innovadoras para particulares, comunidades de vecinos y empresas. Iberdrola, por su parte, destaca que el 40% de los 100.000 clientes existentes en el país están gestionados por ellos, mientras que Naturgy señala que acompaña a todo tipo de clientes, desde los industriales a los residenciales, pasando por comunidades de propietarios o pymes, para que obtengan ahorros de entre un 40% y un 70%.

Con todo, las previsiones de crecimiento son tan enormes que en el mismo sector existe el temor a que se esté hinchando una burbuja que no se pueda atender. Y es que ya en estos momentos hay problemas de mano de obra, por no haber suficiente personal especializado, a lo que hay que añadir el actual contexto de ruptura de las cadenas de suministro, que pueden derivar en retrasos de instalación. Dos factores que dibujan un panorama repleto de incertidumbres.

Y en medio de todo esto, ¿qué es lo que opinan los clientes? No hay demasiadas quejas relacionadas con el sector, aunque desde la OCU se advierte de cuestiones relacionadas con las compensaciones por los excedentes que se vierten a la red, o la calidad de algunas placas solares en materia de rendimientos y durabilidad. Con todo, hasta la propia organización ecologista Greenpeace promociona el autoconsumo, y no solo para reducir emisiones de CO² y combatir el cambio climático, sino también para evitar la dependencia energética de Rusia y dejar de alimentar lo que ellos denominan la guerra de Putin.

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