E l internet del comportamiento (internet of behaviour, IoB) es una extensión del internet de las cosas (IoT) que analiza la forma de actuar de las personas. Se alimenta de nuestra interacción con los entornos inteligentes, poniendo el foco en nuestros patrones y tendencias para influir y predecir nuestro comportamiento. Gartner predice que, en 2025, más del 50 % de la población mundial estará sujeta a un programa de IoB (comercial o público), gracias al incremento de dispositivos inteligentes y conectados, que se duplicarán en la presente década.

Un ejemplo del ámbito público es el sistema de crédito social en China, que se apoya en tecnologías como el reconocimiento facial y busca fomentar comportamientos socialmente ejemplares. Las personas participantes pueden mejorar su puntuación prestando servicios a la comunidad o empeorarla por falta de civismo.

En el sector seguros, Vitality ofrece recompensas por realizar actividades saludables de cuidado personal o mostrar hábitos de conducción segura. La persona asegurada utiliza dispositivos como Fitbit o Apple Watch y acumula puntos canjeables por productos y servicios.

Según la empresa, los miembros del programa tienen un 40 % más de probabilidad de mejorar su estilo de vida y gozan de 1,5 años más de esperanza de vida. La startup Argo AI desarrolla tecnología para vehículos autónomos favoreciendo una conducción segura adaptada a las normas y costumbres de cada ciudad.

La agencia de marketing digital Smartup estructura los procesos de decisión de los consumidores para predecir y prescribir sus comportamientos. En el plano deportivo, CTRL Golf ofrece una app móvil y un manguito sensorizado para mejorar la destreza en golf, analizando los movimientos y corrigiendo la forma de golpeo.

La tecnología IoB afecta a un aspecto fundamental de las personas y su despliegue ético y sostenible dependerá de que las políticas y decisiones que adopten las empresas y administraciones prioricen a las personas y mejoren nuestra calidad de vida. Todo un reto.