El actual presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, tendrá difícil repetir como inquilino del Palau si no consigue una mayoría absoluta. El Debate Definitivo organizado ayer por el grupo Editorial Prensa Ibérica, editor de Levante-EMV, evidenció que el candidato del PP afronta unas elecciones sin la posibilidad de pactar con nadie después del próximo domingo. La candidata de Ciudadanos, Carolina Punset, dio un portazo a los anhelos demoscópicos de los populares, que auguraban un acuerdo con el partido de Rivera para mantener el poder en la administración autonómica. Esta contundencia da alas a los partidos progresistas para llegar a unirse aunque no consigan una mayoría. Eso sí, ninguno de ellos se atrevió a mencionar la palabra «tripartito» o «cuatripartito» y PSPV, Compromís, EUPV y Podemos sólo hablaron de coincidencias en materias programáticas como la dependencia 0 los desahucios.

El jarro de agua fría al candidato del PP se lo lanzó Punset en el tercer bloque del debate, cuando ya se habían vivido los momentos más tensos en el bombardeo seis contra Fabra por los escándalos de corrupción de todas las administraciones públicas de la Comunitat Valenciana. «Si no ganamos las elecciones no vamos a participar en ningún gobierno. Nos verán en la oposición llegando a acuerdos en temas concretos», zanjó Punset, que ayer sí, no hizo ni un guiño al presidente de la Generalitat más allá de la intención de reducir el tamaño de la administración.

El revés de Punset dejó a Fabra descolocado, aunque éste volvió a lanzar un guante a la desesperada a la candidata de Ciudadanos. «Llegaremos a acuerdos con aquellos que quieran hacer políticas para todas las personas. No con aquellos que quieren aumentar la administración», afirmó. Fue el momento que más cerca estuvieron los líderes de Ciudadanos y el PP, cortocircuitados físicamente por la presencia de Mònica Oltra, que estaba situada entre ambos debatientes y que impedía, incluso, el contacto visual. La candidata de Compromís ha evidenciado en numerosas ocasiones su sintonía con Punset.

Mientras el bloque del centro-derecha se desquebrajaba, el progresista tampoco hacía piña más allá de la crítica unánime hacia Alberto Fabra y el Gobierno del PP en la Generalitat de los últimos 20 años. Sólo hubo alusiones indirectas y un evidente fair play entre los candidatos del PSPV, Compromís, Esquerra Unida y Podemos, que no se mencionaron entre ellos ni una sola vez en todo el debate. Hasta Antonio Montiel se refirió a los socialistas como partido de «gran maquinaria electoral» o «mayoritario». Lejos quedan los tiempos en que los socialistas eran «la casta» para los podemitas.

Puig propuso un «gran pacto por la comunidad» y aseveró que «lo único malo que le puede pasar a la Comunitat Valenciana es el continuismo del PP», algo en lo que coincidieron todos los candidatos de la oposición en las Corts y que también cierra la puerta a una gran coalición al estilo alemán. «Nosotros tenemos un proyecto que hemos elaborado durante años y para impulsarlo, el diálogo va a ser fundamental», explicó. «Voy a hablar con todos, incluso con usted (en referencia a Alberto Fabra). La lucha contra la violencia de género será prioritaria», apuntó, para concluir que «el futuro gobierno será más estable» que el actual del PP.

La candidata de Compromís contestó a la interpelación de los moderadores sobre los acuerdos postelectorales que la coalición no pactará con el PP «porque está podrido». «Les tenemos que montar un cordón sanitario», añadió dirigiéndose a las demás fuerzas políticas. Sin mencionar a ningún partido de la izquierda, Oltra explicó que su formación pactará «con los que pongan a las personas en el centro de la política, que ayuden a la gente más vulnerable». «Llegaremos a acuerdos con quien quiera rescatar a la infancia como propone Unicef, con quien quiera abrir los comedores escolares en verano y aprobar una renta garantizada de ciudadanía», defendió. Para concluir en referencia a Alberto Fabra: «Ustedes son los que más paro han generado, han despedido a maestros, médicos y personal que trabaja en la dependencia».

En la misma línea estuvo el candidato de EUPV, Ignacio Blanco, que concurre a las elecciones con Esquerra Republicana, Els Verds y Alternativa Socialista. «No podemos llegar a acuerdos con partidos podridos como el PP o que apoyan los recortes como Ciudadanos», manifestó. Blanco mantuvo que para llegar a cualquier tipo de pacto pondrán encima de la mesa «la educación pública, que tenemos que prestigiar». Antonio Montiel, se comprometió a «favorecer acuerdos de gobernabilidad en torno a un programa y no en torno a sillones como en el tripartito catalán». Y certificó que estas elecciones suponen «el fin del bipartidismo».

La candidata de UPyD, Alicia Andújar, también se cerró a llegar a acuerdos con el PP y explicó que apoyará «las propuestas de los partidos que vayan en la línea de comedores escolares gratuitos», como propone su partido en el programa electoral.

El primer bloque del debate versó sobre la situación de la Comunitat Valenciana. El presidente de la Generalitat y candidato del PP defendió su trabajo al frente de la administración desde hace cuatro años. Sobre todo en materia económica y amparándose en los datos de crecimiento y de creación de empleo. Por su parte, los demás partidos arremetieron contra la gestión de los populares en los últimos veinte años, que tacharon de «corrupta», «despilfarradora» y «de espaldas a la ciudadanía».

Fabra defendió que «hay que hablar de futuro» y que los demás partidos se empeñan en hablar de pasado. En candidato del PP mantuvo como medida estrella durante todo el debata la bajada de impuestos, que a su parecer, será la clave en la creación de empleo. Al contrario que en el cara a cara con Ximo Puig, el presidente de la Generalitat sólo mencionó una vez al Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, al que acusó del actual modelo de financiación que margina a la Comunitat Valenciana. Alberto Fabra aseguró que en estos momentos la deuda «no es un problema» porque el Gobierno ha eliminado los intereses. Esta afirmación soliviantó a todos los demás debatientes.

El candidato del PSPV arremetió contra el Consell de Alberto Fabra al que calificó de ser corrupto y haber engañado a Europa con las cuentas. «Han generado una deuda de más de 40.000 millones de euros, eso sí que es un impuesto para los valencianos», afirmó. Puig defendió que su intención es «coser» la autonomía que el PP ha descosido.

Mònica Oltra criticó a Fabra por tomar a la ciudadanía por «tonta» porque «bajar impuestos en una situación de déficit es una irresponsabilidad». Para la candidata de Compromís, ayer hubo «una buena noticia», y no era otra que quedan «cinco días para cambiar el Gobierno». Ignacio Blanco afirmó que «la cosa está mal porque los problemas de hace cuatro años están ahí». «En 2014 hubo 14.000 desahucios y se han impuesto copagos», lamentó el candidato de EUPV.

Antonio Montiel se mostró sorprendido de que el PP vaya a bajar impuestos «cuando le quedan cuatro telediarios». «Pagamos 900 millones de intereses de la deuda y dice que no es un problema. Dígaselo a mis hijos de cinco años que cuando tengan 30 todavía estarán pagando», explicó. Punset se mostró más conciliadora. «El PP son los responsables, pero más nos vale hablar entre nosotros para sacar a la C. Valenciana del hoyo. Habrá que ver cómo vamos a pagar la dependencia». Pero luego atacó: «No es un éxito bajar medio punto el paro. Hay que cambiar el modelo productivo». Andújar manifestó que para hablar de futuro «pasa porque el PP deje la Generalitat». «Por culpa del PP los valencianos tenemos que agachar la cabeza», sentenció. El Debate Definitivo dejó una cosa clara: Alberto Fabra y el PP se han quedado solos.