La democracia es un bien de primera necesidad que para algunos a veces representa un artículo de lujo. Cada año el sostenimiento del aparato político integrado por instituciones, cargos electos y grupos políticos cuesta un pico. Lo más barato, en realidad, es votar. La «fiesta de la democracia», ese lugar común con el que se afronta cada proceso electoral, también tiene una asignación presupuestaria.
Aunque no se suelen dar las cantidades, el delegado del Gobierno, Juan Carlos Fulgencio, cifró ayer en 4,3 millones el coste máximo del dispositivo para el proceso electoral al que están llamados 3.657.109 electores. Todos ellos elegirán a los 99 diputados a las Corts; 32 miembros del Congreso y 12 senadores por la C. Valenciana.
El censo crece respecto a las anteriores generales en 41.358 personas. Además, hay 164.789 nuevos votantes por haber cumplido los 18, ese preciado y por lo general desconectado yacimiento de votos.
El 28A hay más de 108.000 personas llamadas al voto que residen en el extranjero. La coincidencia con un puente por el lunes festivo en la autonomía ha disparado el número de peticiones para el voto por correo hasta las 195.052. De hecho, las colas de estos días en las oficinas de Correos ha llevado a la empresa pública a ampliar hasta el jueves, 25 de abril, la posibilidad de ejercer este derecho.
Ya está todo listo para el 28A, un superdomingo electoral en el que, por primera vez, a las votaciones al Congreso y al Senado se une una tercera urna, la autonómica, para elegir al próximo presidente o presidenta de la Generalitat.
Para la cobertura de seguridad, la Delegación del Gobierno ha movilizado a 9.311 efectivos de los distintos cuerpos de seguridad, cuyo coste por esta jornada asume la Administración General del Estado: 4.465 son miembros de la Guardia Civil, 3.304 de la Policía Nacional, 111 de la Unidad Adscrita y 1.431 de las distintas Policías Locales. Sumado al dispositivo propio de los ayuntamientos se alcanzarán los once mil agentes.
Las cabinas se quedan hasta el 26M
Las cifras, como siempre, son mastodónticas, más aún con la coincidencia de dos procesos: 2.223 colegios abiertos; 10 millones de sobres; 101,3 millones de papeletas; 108.655 votantes valencianos residentes en el extranjero; 6.044 mesas electorales...
En este caso, el solapamiento de generales y autonómicas permite explotar algunas sinergias. Por ejemplo, la contrata de apoyo logístico y de transporte ha sido contratada también para las municipales de finales de mayo. Además, las más de seis mil cabinas que estos días están siendo transportadas a los municipios serán custodiadas por sus ayuntamientos. No así las urnas, que son precintadas y devueltas al almacén electoral de la provincia de València, en Vara de Quart. Tal como pudo comprobarse ayer, el trabajo es constante.
Toneladas de papel se apilan en cajas y pallets a las espera de ser trasladadas. En plena era de la digitalización de todos los procesos, la pregunta es inevitable: ¿qué se hace con todo este papel? Según apunta la responsable del almacén, tras la jornada, los sobres sin referencias al año del proceso se reutilizarán en las siguientes elecciones, concretamente, para el voto por correo. El resto, es enviado a una planta especializada para su destrucción y posterior reciclado.
