Los puesto de venta de productos pirotécnicos iniciaron ayer su particular agosto con la venta masiva al gran público. La venta se hace en dos tipos de establecimientos: la más o menos irregular en establecimientos no acreditados para ello y en las tiendas especializadas, que tienen que pasar todo tipo de controles de seguridad. Entre ellos, el más llamativo es que no puede haber en el interior del establecimiento más que una determinada cantidad de clientes en función a la cabida de la tienda, por lo que los demás tienen que permanecer en la calle esperando su turno. Eso es lo que se podía ver ayer, por ejemplo, en una conocida tienda de la calle Cádiz. Los vendedores sólo pueden despachar a las personas para las que está autorizado cada artificio.