No hay presidente de la Junta Central Fallera que se precie que no haya perdido una votación asamblearia, especialmente en sus primeros meses de mandato. Posiblemente, lo que diferencia a la de Pere Fuset con las de otros antecesores es que, lo que estaba en juego en este caso, es «material sensible», como es el de la lengua. Finalmente, la asamblea votó por abrumadora mayoría de presentes (127 a 9) una moción que, promovida por la Interagrupación, reclama que en el Libro Fallero tengan cabida tanto el valenciano normativo como el no normativo, algo que, en realidad, lo que quería significar „y así se hizo constar„ era la exigencia de reponer los versos de Ampar Cabrera. Al acabar la asamblea, tanto los promotores de la iniciativa (especialmente el presidente de la «Inter», Jesús Hernández) como presidentes de falla de a pie celebraban la victoria como una forma de mostrar el músculo de una asamblea que ahora manda la pelota al tejado de la directiva fallera, consisente en reclamar la publicación los versos aunque vaya en contra de sus principios y aunque consideren que haya argumentos legales que lo desaconsejen.

El debate sigue abierto y así va a seguir porque la decisión pasa ahora al terreno de lo legal. Y la resolución no ha finalizado ni mucho menos. La victoria en la votación no garantiza que los versos vayan a ser incluidos. De hecho, Fuset ya emplazó a Hernández a una reunión con el abogado del ayuntamiento para exponer y explicar la legalidad o no de la inclusión de textos no normativos.

Consenso total con los jurados

Este pulso eclipsó otra situación mucho más edificante, como fue la de consensuar con notable eficacia tanto la forma de nombrar los jurados de fallas como los de la Exposición del Ninot y destinar a mejoras informáticas los veinte mil euros del presupuesto participativo. Finalmente, la Interagrupación no insistió en su propuesta «imposible» de repartirlas a partes iguales entre todas las comisiones y todos esos puntos se sacaron con notable consenso.

Críticas al vicepresidente

Otro momento incómodo se produjo cuando la Agrupación del Turia (Quart y Xirivella) se quejó abiertamente por los problemas de protocolo suscitados druante su presentación de bocetos, que las falleras mayores y cortes de honor abandonaron antes de lo que esperaban porque tenían otro compromiso en Benicalap-Campanar y los horarios se solapaban. Un conflicto que tampoco hay directiva que no haya sufrido alguna vez. La crítica se vertió sobre el vicepresidente José Luis Torres y finalmente, el malestar se acrecentó por el hecho de ver que Pere Fuset, aún tratando de hacer ver lo complicado que es cuadrar los horarios, pidiera disculpas reiteradamente, pero que no lo hiciera el vicepresidente aludido.

La subidas de tono llegaron a los pasillos con el rifirrafe dialéctico entre Pere Fuset y el directivo de la Interagrupación Pedro Pons, que ayer continuaba en el candelero de las redes sociales. Ayer ni siquiera había acuerdo a la hora de la catalogación del cruce de palabras, en la que Pons hizo alusiones a la vida privada del concejal.

«Insultos» o «faltas de respeto»

Pere Fuset hizo alusiones al asegurar que «dar la oportunidad de hablar nunca debe ser una excusa para perder el respeto. Quizá estemos poco acostumbrados a esto, pero es mi manera de entender la participación y ni las amenazas ni los insultos frenan el entusiasmo y la responsabilidad», a lo que Pons replicó que no consideraba sus palabras constitutivas de insulto sino que reconocía que había habido «falta de respeto» por su parte pero también decía que a él se le había faltado a ese mismo respeto (por espetarle Fuset un «no me toques» a lo que él considera «un gesto de cercanía») para acabar asegurando que «esto se arregla, como bien saben hacerlo los falleros con un cafe y una conversación sin pensar en lo pasado y mirando el futuro». En cualquier caso, no pocas voces se han alzado reclamando una disculpa „otra más„ por la expresión.