«El balcón mide 66 metros cuadrados, once por seis. Con la gente que cabe, todas las comisiones de falla de Valencia pueden tener la oportunidad de vivir la experiencia». El que fuera candidato a concejal de fiestas por EU, miembro del Consejo Rector de la fiesta la pasada legislatura y, por extensión, fallero y ex presidente de Jacinto Labaila-Manuel Simó ha presentado por registro de entrada del ayuntamiento una iniciativa solicitando que la totalidad de comisiones de falla, representadas por sus falleras mayores y presidentes, y juntas locales (que ya lo hacen) puedan asistir a una «mascletà» desde el balcón del ayuntamiento.

La iniciativa está firmada también por cuatro falleros a título particular, todos ellos bastante conocidos en los ámbitos falleros y de todo tipo de pensamiento: Juan Ramírez „ex presidente de Almirante Cadarso-Conde Altea„, Antonio Sánchez „ex presidente de la Interagrupación„, Ferran Gil „poeta„ y Jorge Defez „presidente de Norte-Doctor Zamenhoff„. Y, según Roberto Ruiz, responde «no sólo a un deseo de las comisiones, sino a hacer valer lo que se escuchó en la campaña de las últimas elecciones, en la que hubo muchas promesas en ese sentido, tanto de partidos que gobiernan como otros que no„.

Entran 375 personas

La ocupación del balcón municipal depende de protocolo del ayuntamiento, que reserva una parte del aforo para la Junta Central Fallera, otra para medios de comunicación y otra parte para uso propio. Los compromisos incluyen una determinada cantidad de pases de favor para los grupos políticos en cantidades proporcionales a su representatividad. Los pases son válidos del 1 al 15 de marzo y cambian del 16 al 19. En lo que toca a las comisiones de falla, siempre se invita a las juntas locales. Las comisiones del «cap i casal» y pueblos asociados no tienen una línea regular de invitación, que logran por diferentes medios.

Esta iniciativa supondría, en tal caso, ocupar la tercera parte del aforo. El balcón,en un día normal de «mascletà» tiene una cabida que ronda las 375 personas (contadas una a una por Levante-EMV para un reportaje del pasado Extra de Fallas).

La petición llega el año en que, precisamente, la asamblea de presidentes ha sido trasladada desde el hemiciclo del ayuntamiento al Palau de la Música aduciendo una cuestión de seguridad por aforo insuficiente. Aplicando esa misma regla, el balcón debería verse reducido drásticamente, pues en su interior no queda prácticamente nada de espacio.

Para ver el disparo... que no se ve

Curiosamente, la presencia en el balcón municipal tiene como principal encanto el hecho de estar y departir con los presentes. El objeto social teórico, presenciar el disparo, es prácticamente imposible a partir de la tercera o cuarta fila (el balcón es llano y no tiene forma de graderío) y, en todo caso, lo más que puede hacerse es escucharlo.

Una opción que se ha planteado también en este debate es la de habilitar un graderío debajo mismo del balcón, para que los representantes de las comisiones, como autores materiales de la fiesta,pudieran vivir la experiencia.