La oposición le recrimina que hace «política de gestos», pero precisamente sus gestos están cambiando la relación institucional con las Fallas. Si en la Crida Joan Ribó cedió todo el protagonismo a las falleras mayores, en el balcón el alcalde también ha dado un paso atrás «porque ellas son las protagonistas». Si el jueves disfrutó de la mascletà desde la zona media de la terraza consistorial, ayer lo hizo desde la retaguardia. Un lugar en el que, curiosamente, coincidió con los ediles del PP (Monzó y la mayoría de investigados).

¿Por qué se sitúa tan atrás?, le cuestionó la prensa a Ribó (teniendo en cuenta que su predecesora, Rita Barberá, le gustaba estar siempre apoyada en la balconada). «Delante había mucha gente, he llegado más tarde y molestaba. Da igual delante que detrás. Las que tenían que estar (delante) estaban, que son las falleras, lo otro es secundario. Se escuchaba igual», aseguró el primer edil de Compromís.

Y es cierto, detrás se escuchaba ayer igual, aunque buena parte de culpa fue de la Pirotecnia La Alpujarreña. Los hermanos Baños Muñoz deleitaron a la plaza con una mascletà soberbia e innovadora, ya que el maestro pirotécnico preparó un disparo distribuido por las cuatro esquinas del recinto y cargó el terremoto en el centro. El efecto, embriagador.

La Alpujarreña cautivó a todo el mundo. Ribó comenzó a aplaudir antes de que acabara la mascletà. «Me ha emocionado de verdad», dijo el alcalde. Por el balcón andaba también el diputado de Compromís, Fran Ferri, entusiasmado también con el disparo. Aunque para expresivo, Dale Pei, presidente de una de las mayores agencias de viajes de Gansú, una región china con 26 millones de habitantes. De negocios por Valencia, salió de la plaza entusiasmado y dejó una de esas frases mágicas: «Ha sido un gran grito de música».

Menos poético, pero más divertido estuvo Chimo Bayo, que ha hecho una canción que estreno en la Crida en valenciano „«un himno», sostiene él„ y explicó que en ella «no se dice ni fallas ni Valencia pero que habla de la fiesta del fuego y de la idiosincrasia valenciana, dándole a la gente la bienvenida». A Bayo le faltó escucharla por megafonía, pero Pere Fuset le aguó un poco la fiesta: «Es demasiado cañera para pincharla al mediodía».