La jornada dominical empezó con la «despertà», un festejo que no deja de crecer y para el que los responsables de la Junta Central Fallera se preguntaban ayer si ya ha tocado el techo de su viabilidad por la cantidad de asistentes. Miles de personas acudieron a disparar los «trons de bac» y disfrutaron tanto del terremoto en la plaza como del desayuno posterior. Un festejo en el que había gran cantidad de asistentes no acreditados y alguna que otra picaresca (acreditaciones duplicadas). Las falleras mayores (izquierda) y sus cortes de honor, unas con bombetas y otras con «trons» reglamentarios, encabezaron las dos mareas humanas.