Disfrazado de lobo que asusta a los valencianos y se lleva el saco de las monedas, de avaricioso abuelito, de azote de las comisiones falleras mientras exhibe su maliciosa sonrisa, de diablo con el logotipo de la Agencia Tributaria o con una tijeras gigantes con las que practica sonados recortes, hay un ninot que empieza a hacerse un hueco en las fallas valencianas.

Es el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que asoma con fuerza este año entre los monumentos falleros del Cap i casal. Una visita a seis de las ocho comisiones de categoría especial evidencia la relevancia que no solo el ministro sino también la cuestión de la financiación empiezan a tener en el mejor espejo de la crítica, el de los ninots.

Si Puigdemont es sin duda el personaje más representado de las fallas de 2018 y nadie es capaz de hacerle sombra, Montoro empieza a ganar peso. Es sin duda el ministro preferido de los valencianos. De hecho no hay otro miembro del Gabinete de Rajoy que tenga presencia entre los ninots, tal vez ni el propio presidente. Hay muchos pequeños Montoros esparcidos por los monumentos y ya no cuesta encontrarlos. Unas veces asoma la versión del que practica los recortes, el de las tijeras. «Montoro que nos tutela a canvi de bagatela, quincalla i oblits sonats», señala una de las críticas en uno de los grandes monumentos de la selecta zona del Eixample.

Otra faceta de Montoro es la que más disguta a los falleros, la de recaudador de impuestos. Aún está latente entre el mundo fallero el año en que el «perfido» Montoro envió a los inspectores de Hacienda a fiscalizar comisiones y a solicitar factura de flores, pirotecnia, iluminación, transporte o contratos de los artistas. Aún no le perdonan el repaso fiscal en toda regla con la plantà en puertas y que motivó incluso quejas del ayuntamiento entonces aún gobernado por Rita Barberá. En uno de los monumentos, el ministro aparece como el mismísimo demonio con el emblema de la Agencia Tributaria y con tridente mientras sonríe maquiavélicamente: «jo te baixaré el ego».

Pero la imagen que empieza a asomar con fuerza es la del ministro que frena la financiación justa para los valencianos «De l'Estat per fer requisa, este llop en la bufada va trincant lo que precisa, per a València una putada», es el texto que acompaña a otro de los ninots con la imagen del titular de Hacienda. Aunque los sondeos de opinión no den mucha cancha a la financiación como un grave problema para los valencianos, sí que se deja entrever en los monumentos cierto cansancio hacia el secular menifotismo de los valencianos y la mala financiación tambien tiene su espacio. En el monumento de Na Jordana, las autonomías figuran representadas como un rebaño del que se descarría Cataluña, pero una oveja con peineta fallera se queda la última con un cartel que recoge «per un finançament just». Otro rótulo no muy lejos de allí aún lo deja más claro: «En València ja és sabut que tenim gran patiment puix Espanya ens ha dut sols l'injust finançament».

Incluso en el ámbito económico también se recoge entre la satira fallera la llegada del Banco de Sabadell o de Caixabank a la Comunitat Valenciana huyendo del envite independentista. «La Caixa y el Sabadell hacen autoestop per emportar-se els diners a un altre lloc», recogen en el monumento de Convento Jerusalén.