En plena era digital, los tradicionales «llibrets» de fallas, la publicación que todos los años editan las comisiones falleras con contenido informativo de la fiesta y donde se explican, a través de la sátira poética, los monumentos, está en trance de transformación. El «llibret» intenta reiventarse a través de unos diseños cada vez más estudiados y también de la digitalización, no global del formato pero sí de algunos de sus contenidos a los que se da cada vez más difusión a través de las plataformas digitales como ISU.

Esta fue una de las conclusiones del debate de Claustre Obert organizado por la Universitat de València, en colaboración con Levante-EMV, dedicado al «llibret» fallero y en el que participaron el investigador Josep Lluis Marí, el antropologo y director del Museo Fallero, Gil Manuel Hernández, y la poetisa Alba Fluixà. Fluixà destacó que la poesía como lenguaje del llibret está «plenamente vigente» y sin ella no se entenderían los propios monumentos.

El paso a una digilitación total del «llibret» (lo que permitiría mayor penetración social) se ve poco probable, porque el «llibret» en papel «forma parte de un ritual, una tradición». Así lo explicó Josep Lluís Marí, comisario de la exposición sobre los «llibrets» inaugurada en la Nau y que muestra la evolución de esta publicación, desde los sencillos follets, de apenas una hoja de la segunda mitad del siglo XIX hasta los voluminosos libros que se publican ahora, gran parte del cual ocupan los anuncios publicitarios. Un parte del «llibret» que para Fluixà requiere de una reflexión, porque los anuncios son tan necesarios como incómodos. En el debate, moderado por el periodista de Levante-EMV Moisés Domínguez, Gil Manuel, destacó el valor de los anuncios como documento histórico para analizar la evolución de los comercios de los barrios, la economía o las tendencias de moda. El vicerector de Cultura de la Universitat de València, Antonio Ariño, destacó por su parte la función pedagógica del llibret fallero en los colegios.