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Se acabó el espacio para los 'ninots'

El Museo Fallero reorganizará las figuras para aguantar algún año mientras se decide dónde hacer otro más representativo

Se acabó el espacio para los 'ninots'

Los ninots de Exposición-Micer Mascó (grande) y Císcar-Burriana (infantil) y el retrato de Marina Civera son los últimos fondos que caben en condiciones normales en un Museo Fallero ya completamente saturado. Tanto es así que los «ninots» ya no quedan instalados en una sala, sino en un pasillo. Y para poder colgar el retrato ha habido que quitar un panel informativo. Es la consecuencia del agotamiento del espacio disponible en unas salas que se inauguraron en 1996 y que han ido acumulando fondos con el paso de los años.

La decisión a adoptar en los próximos doce meses la describía ayer el responsable del museo, Gil Manuel Hernández: «habrá que reorganizar sin perder coherencia museística». Si no hay cambios de última hora, la fórmula para que quepan más ninots será «reagruparlos por modalidad. Adultos por un lado e infantiles por otro, carteles por otro». Y los retratos... pues se buscarán nuevas paredes. Con esta reorganización, que no deja de ser «apretar» las figuras, Gil Manuel Hernández considera que «podemos ganar tres o cuatro años más». Un "patà i avant" necesario.

Actualmente, el Museo Fallero (uno de los espacios más visitados de la ciudad y un atractivo turístico espectacular) está formado por tandas en las que, de cada año, se exhiben el «ninot» indultado grande, el infantil (desde que empezó ese indulto) y el cartel. Aparte de algunos elementos suplementarios, como la colección de insignias, los mencionados retratos y una vitrina con el traje de Pepita Samper, así como cartelerías, una sala de exposiciones estacionales y algún elemento más.

Museo de argumentos Unesco

Pero desde hace tiempo se tiene claro que la muestra es altamente insuficiente para explicar qué son las Fallas. De hecho, tan sólo reúne esos elementos, que no dejan de ser una parte del arte fallero, no representativa de su heterogeneidad.

En el trasfondo subyace la necesidad de habilitar un recinto que pueda llamarse «Museo Fallero» en toda la extensión de la palabra. Para el mismo existe ya una idea del concepto: «un espacio que cuente los elementos que se expusieron a la Unesco como determinantes para que las fallas fueran declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Es decir, aquellos "satélites" que orbitaban alrededor de aquel sol que era la falla. Salas para pirotecnia, indumentaria, relaciones humanas, comisiones, música...».

Y con la particularidad de que, llegado ese momento, hay que considerar que no todos los ninots indultados tienen por qué ser exhibidos. «Por norma, los museos tienen tantos o más fondos conservados que exhibidos, incluyendo los artistas más importantes de la historia». En este caso «cualquier criterio museístico te dice que lo normal sería mostrar una parte de los mismos de acuerdo con un criterio claro: artistas, cronología...» de tal forma que «las figuras que no se expusieran se guardarían como fondos que pueden ir rotando o protagonizando monográficos».

Luego ya viene la cuestión de donde ubicar el museo. La tesis de un nuevo edificio de Benicalap abre la puerta a las dos opciones: o Museo en el edificio de Monteolivete al completo y sede de la Junta Central Fallera junto a las naves de los artistas o lo contrario. En la campaña electoral, el PP hablaba de un museo en un espacio céntrico. Lo cierto es que el tiempo apremia y que el gestor de fiestas que haya en el ayuntamiento tiene por delante casi como una obligación el dar los primeros pasos para este cambio. Mientras, los «ninots» indultados siguen llamando a la puerta.

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