Hace siete meses, el acto celebrado ayer habría sido incomprensible. Con ojos de 26 de septiembre, es un «entre esto y nada, suerte que estamos aquí». En la equidistancia puede quedar el relato de que el de ayer fue un evento que pasará a la historia de la fiesta, aunque nadie lo deseaba. Y que ojalá pase aún más por que no haya que repetirlo. Que igual luego en enero se hace otra cosa más, pero ahora mismo, este evento es el que corona a las falleras ma yores y cortes nuevamente. La renovación del contrato.

La imposición de bandas dejará unas imágenes para todos los tiempos. Sigue haciéndose difícil digerir la imagen de las falleras con mascarilla en un acto de plena solemnidad. Pero es lo que hay. Y, al concluir, deja a Consuelo Llobell (se emocionó muchísimo segundos antes de subir la escalinata), Carla García y las 24 falleras de sus cortes como personas únicas en la historia de la fiesta y no sólo en la adversidad: dos veces falleras mayores, dos veces corte.

Embajadoras de la esperanza fallera

Los tiempos son diferentes y las circunstancias también, porque lo que debía haber sido un reinado anual, como siempre, se ha transformado en dos. El primero, con muchas restricciones forzosas. Y el segundo, el que empieza ahora, con incertidumbre.

El acto se partió en dos segmentos. Por la tarde, las infantiles, que hace un año eran niñas, ahora menos niñas y acabarán el reinado como preadolescentes. Luego, las mayores. Un acto para «reafirmar y formalizar el compromiso de estas mujeres con la fiesta fallera y su ciudad» en palabras de Joan Ribó.

Embajadoras de la esperanza fallera

El alcalde emplazó a las mayores a ser no ya las embajadoras de la fiesta. Les pidió ser «embajadoras de la esperanza. La que necesita el mundo fallero y que sólo se puede esperar de personas jóvenes, preparadas y amantes de la fiestal, la ciudad y sus habitantes» y les lanzó también un mensaje de esperanza para ellas: «con toda la prudencia y responsabilidad, seréis testigo de la recuperación de la fiesta y de la ciudad» .

Las circunstancias ayudaban a que Ribó se luciera con unos mensajes muy bien traídos. Porque, jugando con la dualidad, previamente había encomendado a Carla García y la corte infantil a ser las «embajadoras de la alegría, esa alegría que el mundo fallero y toda la ciudad necesitan recuperar» porque «si hay unas personas capaces de superar la adversidad, de rehacerse de cualquier situación en contra, son los niños y las niñas». «Que la banda que estrenáis hoy sea el símbolo de la esperanza que el mundo fallero necesita» y «que la banda que estrenáis hoy sea el símbolo de la alegría que nos contagiaréis vosotras y todos los infantiles de la ciudad».

Embajadoras de la esperanza fallera

Carlos Galiana hizo referencia a los que «han sido meses de complicaciones y de decisiones no siempre acertadas» pero «nuestro amor por la fiesta hace que miremos al futuro con la cabeza alta».

Apenas docena y media de asistentes (concejales y directiva de la JCF) pudo asistir in situ. La oposición se quejó de la ausencia del himno de España. Un niño. Luis García, presentó la versión infantil por primera vez. Y ahora, a ver qué depara el futuro.