El septiembre fallero se despidió con la asamblea de presidentes, en la que el concejal Carlos Galiana tuvo su bautismo de "enganchón". Después de varios meses de tranquilidad casi absoluta, tuvo que porfiar primero con el presidente, el de Aras de Alpuente-Castell de Pop. El dirigente de Nazaret estaba de mal humor porque no entendía, dentro de la normativa para uso de casales, por qué las barras han que estar cerradas. Galiana intentó hacerle ver, (con poco éxito), que el problema de la barra son las colas y, por consiguiente, la vulneración de las distancias personales. Que la bebida se puede servir en la mesa o coger, pero no generar ni cola ni tertulia.

Pepe Monrabal no acabó de quedar muy convencido y Galiana tuvo que echar mano a la paciencia para dejarle claro que "no hay servicio de barra, entendida como una persona detrás, y 40 esperando. ¿Tu quieres una coca cola o una cerveza? Vas y la coges y así nadie más toca la bebida. Que no pase por cuarenta manos, y que no se haga cola. Creo que está claro y no impide una actividad normal en el casal".

"No sé por qué en un avión pueden ir todos juntos y en un casal guardar metro y medio, pero no estoy aquí para cuestionar lo que dicen las autoridades sanitarias" le dijo también el edil. "No me ha quedado claro el tema" le dijo el presidente.

Será un enganchón clásico y casi mensual, el que tendrá con el presidente de Isabel la Católica. Le preguntó a la vicepresidenta Cristina Estévez, por qué en la imposición de bandas no hubo banderas autonómica y nacional y por qué no sonó el himno de España. Galiana hizo el tercio de quites ("Eso te lo puedo responder yo"). Y apeló a que "no había ningún motivo especial. Fue un acto nuevo y ya está. Es que tampoco pensamos... estábamos en el Salón de Cristal... tampoco hay obligación. A veces se ponen los dos, a veces sólo el regional, a veces ninguno...". Que no se pensó. Rafa Ferrando no acabó muy convencido. "Eso no pasaría si hubiera un protocolo". El presidente de la JCF dijo que "si, hay un protocolo: se llama Real Decreto 1560/1997 del 10 de octubre donde se regula el Himno". "Eso no es un protocolo, es una ley", "Pues mejor me lo pones" "Vamos, que no queríais que sonara", "Que no, que no había ningún motivo para ponerlo o no ponerlo", "Bueno, ya está", "Gracias". 

Las banderas se perdieron en el enganchón.

Aunque ya tienen un documento con el que trabajar, los presidentes tienen dudas, cosa por otra parte razonable, que se tendrán que ir resolviendo casi una a una.

Por ejemplo, la actividad en la calle. ¿Se puede sacar una mesa para cenar? ¿Se puede celebrar una asamblea en la calle si el aforo del casal no lo permite? Se le acumulará el trabajo a Lucía Beamud. "Hay que pedir el permiso a Dominio Público con 30 días de antelación". Eso para salir a la calle.

Para celebrar actos en el casal, que estas cosas hay que decirlas por activa y por pasiva, volvió a machacar el tema: "hasta 50 personas, no hay problema. De 50 a 150, simplemente hay que informar. Entre 150 y 400, hay que solicitar permiso por registro de entrada al ayuntamiento y más de 400, a la Consellería de Salud". El presidente de Olivereta-Cerdá y Rico, que tienen un censo muy grande, remató con el cuándo hay que pedir las cosas. "Por lo menos, que nos de tiempo a estudiarlo. No me lo mandes un viernes para sábado, que no lo aprobaremos". Se le olvidó a Galiana, en todo caso, insistir que esas asistencias son si el aforo del casal lo permite.

En el trasfondo, un deseo claro, y en eso parecen coincidir prácticamente todos, de que las Fallas, y los casales, se han de poner en marcha dentro de los límites que marca la normativa, que permite un cierto margen para mantener la llama encendida.

Y es que las preocupaciones pueden venir por cualquier aspecto. Por ejemplo, si se aparece en un digital que la Ofrenda la harán sólo falleras mayores y presidentes. Porque eso, tomado como verdad absoluta, puede generar una deserción de aquellos falleros y falleras que tienen en participar en este festejo su razón de serlo. Tanto Galiana como Estévez aseguraron por activa y por pasiva que, a día de hoy, es un supuesto que ni se contempla. Entre otras cosas, porque "hay unos horarios de Ofrenda previstos", que son los de un festejo normal. Más aún: Galiana aseguró que "en la Ofrenda nos importa más los que puedan verlo que los que participan, porque éstos pueden guardar distancias".

Galiana no está dispuesto a reñir con Lo Rat Penat, sino todo lo contrario. Tanto es así, que se reiteró que se le ofreció a esta entidad entregar sus premios el día del Palacio de la Exposición. El tema no es cualquier cosa: que eso son doscientos premios a otras tantas comisiones. "Es Lo Rat Penat quien decidirá cómo lo hará y tendrá todo nuestro apoyo" aseguró la vicepresidenta. Todo parece indicar que se entregarán, como siempre, el 17 de marzo, tanto los de 2020 como cualquier otro concurso menor que organicen para llenar el vacío de este año.

Se está trabajando en el Congreso Fallero. Antes de que acabe el año hay un compromiso de presentar ya el reglamento de funcionamiento del mismo. Es una promesa de Galiana desde el principio de los tiempos. De hecho, ya lo pedía a Paco Lledó cuando era presidente. Da la sensación de que éste irá más que pactado y que acabará por celebrarse. Otra cosa es cuando, pues habrá que esperar a saber si se celebra todavía con las restricciones en las reuniones.