La reunión celebrada ayer entre representantes de la Consellería de Salut Pública, encabezados por la secretaria autonómica Isaura Navarro, Junta Central Fallera, Interagrupación de Fallas y Juntas Locales (Burriana, Alzira, Picanya-Horta Sud, Llíria, Dènia, Gandia, Algemesí y Godelleta), primera de varias que se celebrarán las próximas semanas, sentó las bases para la cuestión más complicada de la historia reciente de la fiesta: ¿cuando reanudar la fiesta en sus festejos principales y bajo qué escenarios?

En esencia, las Fallas les han pedido el esquema con el que trabajaba la Interagrupación: poder establecer un particular «semáforo fallero». Es decir, bajo qué parámetros objetivos, en los diferentes medidores (presión hospitalaria, nivel de contagios, plan de vacunación e incidencias acumuladas) se pueden celebrar unas fiestas bajo diferentes porcentajes, desde muy reducidas a plenas.

Dicho de otra manera, la opción de marzo se sabe, se asume, que es extraordinariamente complicada, que en el mejor de los escenarios sería una versión muy reducida, y que, conociendo estos parámetros, poder decidir si toda o en parte se retrasa o se divide más adelante en el calendario; es decir, tanto en mayo como en julio. No se da por perdido marzo, pero sí que entra definitivamente el escenario del aplazamiento, sabiendo que esta segunda ola de contagios ya se mide por algo más tangible, como es un plan de vacunación y que la realidad es cambiante ya a cada momento.

Todo ello condicionado también a quién tomaría una última decisión, que ni es una asamblea de presidentes ni un ayuntamiento ni un gobierno autonómico, sino el Gobierno de España.

Plantar, el objetivo básico

El objetivo fundamental es plantar las fallas. De hecho, la Interagrupación lo considera, en su hoja de ruta, como uno de los primeros elementos a poder poner en la calle. Tanto por su carácter exterior como por la posibilidad de blindar las demarcaciones con control de acceso y contando, por otra parte, que cualquier versión de las FAllas en 2021 no contará o contaría con un reguero de visitantes procedentes del exterior -que, de todos modos, condiciona sobre todo a las fallas de secciones altas y las céntricas en todo caso- Es por ello, precisamente, que ahí hay una cierta diferencia entre la Inter y, por ejemplo, la Federación de Especial, que siempre va a preferir plantar cuando haya la mayor garantía posible de aforo -los contratos de publicidad estática, que garantizan en gran medida su presupesto, estarían en juego-. Y, a partir de ahí, los actos son prescindibles o muy prescindibles..

De la misma manera, la intención es no tomar la decisión hasta que no llegue el año 2021 porque se considera que, cuanto más pronto, el volumen de actos falleros será más reducido y la capacidad para organizarlos es mayor. No se quiere por ello entrar en la espiral de la pasada primavera de lo que consideraron excesiva presión por aplazar las «Fallas de Julio», aunque después se comprobara que la decisión de suspender era acertada. Pero ahora se quiere pasar por alto, en la medida de lo posible, la presión diaria de cuándo se tomará la decisión.

La decisión sobre la fecha exacta ya dependería, a partir de ahí, de cada ayuntamiento y de cada entidad. No se cuenta con que la fiesta tenga lugar, como hasta ahora, de forma simultánea en todas las poblaciones pero incluso, llegado el momento se usaría esa alternancia como reclamo.