«Ante las insuficientes acciones y medidas de apoyo aprobadas, y la creciente sensación de falta de sensibilidad y compromiso firme con el sector de la cultura tradicional festiva y con los elementos culturales esenciales que sustentan las Fallas como Patrimonio de la Humanidad por parte de las Administraciones Públicas, actitudes todas ellas que ponen en riesgo la supervivencia de los elementos culturales y artesanales tradicionales que merecieron en su conjunto el sello de calidad que la Unesco concedió a las Fallas, solicitamos al Gobierno de España y al de la Generalitat Valenciana la aprobación de medidas de carácter extraordinario y urgente en forma de ayudas directas para la Fiesta de las Fallas que garanticen la pervivencia del presente y viabilidad de futuro de la Fiesta, su entramado asociativo y la actividad tradicional artesanal de los artistas falleros, de la industria sedera e indumentaria, la actividad de los pirotécnicos, sociedades musicales y literatos festivos como elementos esenciales del espacio cultural de las Fallas».

La reclamación es tan contundente que cuesta leerla sin perder la respiración. Esa respiración que también le falta a los colectivos profesionales y sociales de la fiesta que han firmado un manifiesto en el que instan a la aplicación de una de las máximas de la condición de Patrimonio de la Humanidad: el compromiso de las administraciones de proteger el cuerpo patrimonial y sus extremidades rituales. Algo que, consideran, está seriamente amenazado y que entienden que no se ha abordado con suficiencia.

El final a una serie de proclamas

Es el remate a toda una serie de proclamas y datos catastróficos llevados a cabo en los últimos meses y que ahora se plasman en un documento conjunto. Está cofirmada por los representantes máximos de las entidades «civiles» que forman la fiesta: Interagrupación de Fallas de València, Gremio Artesano de Artistas Falleros de València, Federación de Gremis d´Artistes Fallers de la CV, Asociación de Pirotécnicos (Piroval), Federació Societats Musicals, Colegio del Arte Mayor de la Seda y Lo Rat Penat, bajo la coordinación de José María Chiquillo. Se trata de un texto que querían haber leído en la reunión de alcaldes del miércoles pero finalmente se ha traducido en comunicado general.

La declaración de las Fallas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad es, para las instituciones, algo más que una forma de sacar pecho. Los protocolos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) señalan que, una vez concedido el honor tanto a un patrimonio material como inmaterial, los gobiernos están obligados a preservarlo a ultranza.

En el caso de los materiales, resulta obvio que se trata de trazar estrategias de cuidado, restauración o protección ambiental.

Patrimonio material complejo

El patrimonio inmaterial es más complejo. Porque al ser algo intangible, está más supeditado a la labor del ser humano. Un patrimonio inmaterial es una mezcla de costumbres y tradiciones que se reconfiguran para formar desde un baile ancestral a un carnaval, la elaboración de un comestible, una técnica de pesca o una artesanía.

Las Fallas tiene como principal valor precisamente el ser una «tradición de tradiciones». Es la unión de técnicas y costumbres. Así se defendió en la candidatura aprobada en Etiopía a finales de 2016. Se describía como un sistema planetario en el que la falla ejercía de sol y, a su alrededor, orbitaban el resto de elementos que le dan razón de ser: música, indumentaria, pirotecnia...

Ahora toda esta estructura se tambalea y amenaza con colapsar. La Unesco prevé que pueda haber catástrofes en el lugar donde se desarrolla una manifestación. Y en ese contexto, los gobiernos están obligados a poner todos los medios para evitar que ese patrimonio se pierda. Que se pueda seguir modelando una falla, cincelando una peineta o tejiendo un espolín.

En las últimas semanas se ha explorado la vía europea, obtener recursos a través de los foros continentales. Sin embargo, es fácil imaginar que eso es un recurso a medio plazo en el mejor de los casos. La proximidad acelera los procesos. Es por eso que la petición va dirigida a todas las instituciones, desde Gobierno de España a Ayuntamiento.

El pebetero de la plaza del Ayuntamiento se ha convertido también en espacio para depositar flores, simbolizando una ofrenda de esperanza en la recuperación.

Cs pide 120 millones en ayudas

El portavoz de Ciudadanos (Cs) en el Ayuntamiento de València, Fernando Giner, ha exigido al alcalde, Joan Ribó, mediante una moción al pleno que dirija todos sus esfuerzos a que la ciudad de València reciba 120 millones de euros en ayudas directas para autónomos y pymes en general. Giner, quien ha calificado de «necesario y urgente» que València reciba esta cantidad del fondo estatal Covid-19 «por el gran número de autónomos que tiene la ciudad», ha recordado que el pasado sábado 13 de marzo, el Boletín Oficial del Estado publicaba el Real Decreto-ley 5/2021, de medidas extraordinarias de apoyo a la solvencia empresarial en respuesta a la pandemia, en virtud del cual se establecía una nueva línea de ayudas directas.