No hay año que falten las palmas y las flores. Ni siquiera cuando prácticamente no hay Semana Santa, como es el caso. Pero con la fiesta ya finalizada, pervive una imagen respetada en el barrio marinero: la palma y las flores en la estatua de Empar Barrón.

Una obra, la esculpida por José Vivó, que simboliza a la vez, tanto la fiesta de els Poblats Marítims, como el recuerdo a la "Rosa Mística" de la Cofradía del Santo Sepulcro, víctima en 2013 de un episodio de violencia de género que acabó con su vida.

La próxima semana se cumplirán seis años desde la inauguración de la estatua, ubicada en los jardines del Mercat del Cabanyal, mirando en dirección al centro de la ciudad, como dando la bienvenida a quienes se acercan a conocer tan peculiar fiesta marinera. Y como ocurre todos los años, termina la festividad adornada con una palma, que nadie osa tocar, y un ramo de flores.

Esta escultura, por cierto, ha sido incorporada al catálogo de bienes a proteger como representación de la fiesta. A pesar de ser de reciente creación, es uno de los iconos permanentes de la SSM y la única que simboliza a la masa social de la fiesta.

La palma y las flores quedan respetuosamente