La noche del «prefallas», con las primeras verbenas y discomóviles y miles de personas en las calles, se ha saldado con el primer gran acto vandálico que ha tenido como víctima un monumento fallero. Ha sido en la demarcación de Avenida Burjassot-Joaquín Ballester, en el barrio de Tendetes, donde manos anónimas atacaron y quemaron una parte de la obra de Latorre y Sanz.

Sin embargo, artista y comisión han decidido tratar de reconstruir el remate, que quedó literalmente volatilizado. Apenas hay un par de días, pero los nuevos sistemas de trabajo, junto con un sobreesfuerzo del taller, pueden permitir que la falla no se queda prácticamente sin falla.

La reconstrucción va a ser la del aviador que formaba la parte alta de la falla. No será fácil porque, además, viene tiempo húmedo, que no ayudará al secado de la pieza una vez fresada y modelada. Habrá que ver incluso si se pinta, si se pinta de un color, si se queda de blanco simbólicamente, si se sube al caballete (también afectado por el incendio...) pero lo que se quiere, en todo caso, es que la comisión no se quede con unas piezas desparramadas.

Los falleros fueron alertados del incendio cuando se encontraban en plena discomóvil y acudieron en tropel para contemplar que algunos de los elementos de la falla, que no estaba plantada todavía, sino simplemente extendida por la demarcación, se le había prendido fuego deliberadamente.

A lo largo de la jornada, la veteranísima comisión (ha superado los 75 años) ha recibido la visita de las fallas vecinas, de grupos políticos (como Fernando Giner) y, durante la tarde, de la comitiva oficial con Carmen Martín a la cabeza.

«Es difícil explicar las sensaciones que tenemos, pero lo que podemos decir es que vamos a hacer todo lo posible para poder levantar esta falla. Ya lo tenemos en marcha».