La vuelta a la normalidad de las Fallas 2021 cumplen un año con muchos acontecimientos. Pero, seguramente, el más trascendente es ese del que, un 16 de julio de 2022, se cumple un año. Ese día se inauguró oficialmente la Exposición del Ninot y al día siguiente se abrieron las puertas al público. El primero de los actos que, siendo Fallas en toda la extensión de la palabra, trasladaba a un escenario de irrealidad. Tanto por el emplazamiento (La Base de La Marina, aunque al principio se barajó seriamente las Atarazanas) como por los ninots presentados (salvo contadas excepciones, los mismos que se habían visto un año y medio antes en la Ciudad de las Artes y las Ciencias) como, fundamentalmente, la fecha: julio.

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Mejores Ninots de sección de las Fallas grandes 2021 Fotos de Dani Tortajada y Cendra Digital

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Mejores Ninots de sección de las Fallas Infantiles 2021 Fotos de Dani Tortajada, Cendra Digital y de las comisiones

Un visitante de un tiempo no tan lejano, por ejemplo, el de las Fallas 2019, se frotaría los ojos y pensaría que es una broma pesada. Pero era esa realidad que tocaba vivir. Pero esa inauguración tuvo, por todo ello, mucho de simbólico: "con la vuelta de los ninots, ha vuelto la vida" aseguró la fallera mayor, Consuelo Llobell.

Más surrealismo: para poner allí los "ninots" hubo que desalojar el busto de la Meditadora, que fue entregada a José Ramón Espuig y Manolo Martín para su restauración. 

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La meditadora abandona el Puerto de València Fotos de Francisco Calabuig y Gremio de Artistas Falleros -Iván Esbrí-

La Exposición del Ninot no fue importante por su valor artístico. De hecho, fue prácticamente un calco de la que se había mostrado en 2020. Aquella a la que hubo que echar el cierre de forma inopinada, pero que pudo dar a conocer unos indultos que tardarían mucho en recibirse y en entregarse. Ambos para Almirante Cadarso. Esos ninots fueron una parte recogidos casi en la clandestinidad y no pocos permanecieron primero en la propia Ciudad de las Artes, como fantasmas petrificados, y después en Feria València, donde todavía permanecía gran parte de las fallas de 2020, como si de un Valle de los Reyes se tratara, a la espera de que, un mes después, salieran para ser quemadas con un año y medio de retraso.

En La Marina, gran parte de ellos regresaron. Lo que provocó, como es lógico imaginar, que muchos de ellos estuvieran ya muy descontextualizados. Hubo comisiones que sí que optaron por presentar figuras nuevas, gran parte de las cuales estuvieron dedicadas a la pandemia. Ya allí empezaron a verse bolas de color verde con ventosas y caras perversas. El coronavirus se convirtió en un personaje facil de humanizar y "ninotizar".

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Entrega de los "ninots indultats" de 2020 y 2021 Fotos de Germán Caballero

Se repitió la carrera por el indulto y en la misma volvió a doblar Almirante Cadarso con otras tantas obras del llorado Manuel Algarra y Enric Ginestar. Lo que ha proporcionado a la comisión un "trébol de cuatro hojas" imposible de igualar.

Fue una Exposición con aforo limitado, con mascarilla obligatoria y estridentes tubos de aire acondicionado para evitar el sofoco. Pero fue, sobre todo, la sensación de que la irrealidad llegaba a su fin. De que la fiesta fallera iba a ser el primer indicador de que la humanidad ciudadana volvía, o quería volver, a la normalidad.

Finalmente, las Fallas se anotaron el tanto de ser la primera gran fiesta popular en regresar. Pero antes pasó el banco de pruebas de los "ninots" a la orilla del mar. Después vendría la historia que conocemos: la recuperación de la normalidad sorteando las últimas olas de contagio, la celebración, no menos increíble, de unas Fallas de Septiembre y la repetición de l ajugada seis meses después, ya en su calendario habitual. La realidad actual va por otros derroteros: tratar de acomodar la sociedad fallera y la profesión de artista a la durísima realidad. La que ha dejado una sociedad herida.