Drones, satélites, robots y fármacos contra la sequía: la UPV saca sus inventos a la calle para despertar vocaciones

Subirse a un monoplaza, construir puentes, pilotar drones. Manejar robots, probar una moto de competición, tocar un satélite que orbitará la Tierra. Palpar hormigón translúcido, fármacos contra la sequía, contemplar un cohete. Ver, tocar y jugar. Despertar la pasión y la vocación científica de los más pequeños. 

Este es el objetivo del alumnado que trabajó este sábado de voluntario en la Feria de los Inventos de la Universitat Politécnica de València (UPV), celebrada en el Tinglado 2 de la Marina de València y a la que acudieron cientos de niños y niñas con sus padres para vivir la ciencia de primera mano. 

Y esta es la clave. Que las niñas y niños toquen, que jueguen. «Les motiva muchísimo poder manipular todo, manejar las cosas y experimentar con ellas, se lo están pasando genial porque se sienten protagonistas», explicó Félix Campayo, un padre que se acercó ayer animado por el Ampa de su colegio. 

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Se trata de la primera Feria de los Inventos después de la pandemia. Todos los prototipos que se llevaron ayer a la Marina están hechos por los propios estudiantes de la Politècnica, que estaban allí para presentarlos. 

El rector de la UPV, José Capilla, destacó la importancia de que la universidad «esté en la calle, conectada con la sociedad». «Es crucial para que la gente comprenda la importancia de la ciencia para el futuro, y también para poder despertar vocaciones científicas que ahora mismo hacen mucha falta. Tenemos titulaciones con pleno empleo en las que las empresas no dejan de pedirnos personal», explicó Capilla. 

Para el rector es fundamental que las universidades no se encierren en sus campus y «salgan fuera, conecten con las personas y divulguen todo lo que se hace para mejorar la realidad». El objetivo, o lo que intenta la feria de inventos, no es otro que «despertar pasiones». 

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Divulgación de la ciencia

Además de poder conocer todos los inventos de primera mano, el estudiantado voluntario realizó también talleres de divulgación para los más pequeños. En estos talleres los niños y niñas pudieron controlar pequeños robots, construir un puente y pasar por encima de él, manipular la luz y hasta descubrir el laboratorio científico que se esconde detrás de un teléfono móvil. 

En total, la feria aunó 30 stands con los resultados del trabajo de los investigadores de la universidad, alumnado y titulados y tituladas junto con cinco talleres de divulgación, talleres, dibujos, microrrelatos, etc. 

Los stands de la Feria de Inventos estaban divididos en tres grupos; los que enseñaban resultados de la investigación de la universidad, el proyecto Generación Espontánea, y los talleres de divulgación científica. 

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En el primero, los jóvenes podían ver una impresora 3D para alimentos, jugar con los «cubípodos» que se pueden usar para proteger nuestras costar y regenerar escollos de coral, ver el dron que se utilizará para la monitorización ambiental de ecosistemas protegidos.

Uno de los expositores, Joel Mira Moltó, llevó a la feria robots que desarrollan un equipo multidisciplinar (programación, ingeniería industrial e ingeniería mecánica) para que pudieran manejarlos los asistentes. Un grupo de Generación Espontánea formado por 48 personas expone un hyperloop, un medio de transporte con la velocidad del avión y la frecuencia del tren que se desplaza levitando por un tubo al vacío y gasta lo mismo que un cargador de teléfono móvil.