Educación

La vida tras el fracaso escolar: "La escuela de segunda oportunidad me ha cambiado la vida"

La fundación Iniciativas Solidarias lleva 30 años rescatando a jóvenes que dejaron de estudiar en el sistema reglado | "En el instituto nos dieron por perdidos, ahora les decimos que valemos para lo mismo o más que ellos"

Valencia. Carlos y Nieves estudiantes que superaron el fracaso escolar

Valencia. Carlos y Nieves estudiantes que superaron el fracaso escolar / Fernando Bustamante

Gonzalo Sánchez

Gonzalo Sánchez

Los profesores de Carlos y Nieves les colgaron la etiqueta de 'caso perdido'. Él dejó el instituto a los 14 años. Ella a los 13. "Que te renieguen tanto y te repitan constantemente que no vales para nada al final hace que te lo creas", explican. Una profecía autocumplida que les puso otra etiqueta, la de 'fracasados escolares'.

Pero las etiquetas están para romperlas. No hay casos perdidos, hay casos que se abandonan. Ahora Carlos Chillarón y Nieves García tienen 19 y 21 años, ambos trabajan, y por primera vez desde que dejaron el instituto vuelven a tener ganas de estudiar. "Me dieron por perdido y me hicieron sentir tonto. Pues ahora les contesto que valgo para lo mismo que ellos o más", explica Carlos, mecánico que quiere seguir formándose y está sacándose el carnet de conducir. Él y Nieves están más motivados que nunca.

Son dos jóvenes de la "Escuela de segunda oportunidad" de la fundación Iniciativas Solidarias. Se trata de centros que ofrecen formación y oportunidades a chavales que no lo han tenido fácil en el sistema educativo reglado. Llevan 30 años funcionando, desde el 1993, y cada año ayudan a unos 700 estudiantes que no han logrado sacarse la ESO o el graduado escolar.

Esta asociación tiene tres centros y es una de las dos que existen en toda la Comunitat Valenciana. La premisa es sencilla: "Aceptación incondicional", algo de lo que precisamente van faltos estos chavales. "Aquí los educadores son más cercanos con nosotros, transmiten muchas ganas y apoyo. La escuela de segunda oportunidad me ha cambiado la vida", cuenta Carlos.

Los jóvenes que abandonan los estudios antes de completar la ESO son muy pocos en la Comunitat Valenciana. Por otro lado, sí que ha repuntado por primera vez en una década el número de chavales que decide abandonar los estudios nada más cumplir los 16 años.

Valencia. Carlos y Nieves, dos estudiantes que superaron el fracaso escolar

Valencia. Carlos y Nieves, dos estudiantes que superaron el fracaso escolar / Fernando Bustamante

"Las ratios de alumnado influyen mucho para que haya jóvenes que fracasen. Si hay 30 chavales en el aula es imposible hacer una intervención tan individualizada como la nuestra, donde tenemos a 14 chicos y chicas por clase", explica Esther Faba, educadora de la entidad.

Pese a todo, ni Carlos ni Nieves culpan a sus profesores en el instituto. "Lo intentaron infinitamente con nosotros. Tenían mucha fe y se esforzaron mucho, pero no dieron para más porque éramos muchos estudiantes. Te juntas con malas compañías y acabas mal", explica Nieves.

Buenos estudiantes

Carlos y Nieves eran buenos estudiantes con malos entornos. El barrio, coinciden los dos, pesa mucho. El código postal marca más las oportunidades en la vida que el código genético. Pero hay más cosas. Nieves, por ejemplo, sufrió bullying.

"Yo era una niña gorda y tuve una compañera que me hizo la vida imposible durante todo el colegio. Llegó un punto en que repetí a propósito para no tener que cruzármela más", explica. Pero cuando llegó al instituto "seguía siendo la misma acosadora de siempre".

"No salía de mi casa porque sabía que iban a estar en la puerta esperándome. Dejé de hacer los deberes porque si no se los hacía a ella el día siguiente venía a pegarme o me encerraba en el cuarto de baño...", explica. Llegó un día que se enfrentó a su acosadora "y empezaron a respetarme". Pero como sirvió, "fui a más y acabé en malas compañías", cuenta.

Valencia. Carlos y Nieves, dos estudiantes que superaron el fracaso escolar

Valencia. Carlos y Nieves, dos estudiantes que superaron el fracaso escolar / Fernando Bustamante

Carlos, a los 14, pasaba un mal momento personal y familiar y descuidó los estudios. "Muchos días entraba por la puerta y el profesor ya me echaba al aula de castigo, me dio totalmente por perdido", explica. Sin apoyos entre los docentes dejó el instituto, y años más tarde se metió en Iniciatives Solidaries gracias a su primo que se lo recomendó al haber pasado por allí.

Si pudieran volver a hablar con su 'yo' de 13 años ambos tienen claro lo que les dirían: "no sabes lo que has hecho ¿De qué te ha servido? ¿De que el resto se rían? No, para nada", cuentan. "Yo ahora mismo quisiera ser enfermera", explica Nieves. Ahora, con 21 años, sin la ESO y con un hijo no es que lo tenga imposible "pero es muchísimo más difícil llegar que si hubiera estudiado cuando me tocaba hacerlo", remarca.

"Yo puedo hacerlo"

Antes Carlos y Nieves se pasaban la vida en aulas del Programa de Apoyo Educativo (PAE) con "los chungos". Ahora, tras caerse del sistema, por fin ven que hay vida y se vuelven a sentir valiosos por ser quien son. "Me gusta la mecánica, ahora que estoy trabajando quiero seguir estudiando porque veo que yo puedo hacerlo", reivindica Chillarón.

La formación que ofrece Iniciativas Solidarias no es la misma que el sistema reglado, pero sí que se puede certificar a nivel europeo y puede convalidar gran parte de las asignaturas de alguna FP. La idea es dar formación o enseñar un oficio a los jóvenes que se han quedado fuera del sistema para volver a engancharlos. "Es como una FP Básica pero se hace fuera de los institutos. Además tenemos convenios con ayuntamientos y empresas para hacer prácticas y buscar oportunidades de trabajo", explica Andrea Rodas, educadora.

A los jóvenes que muestran más implicación les ofrecen también una beca para poder sacarse el carnet de conducir, algo que está haciendo Carlos.

"Lo llevo pensando algunos meses. Ahora quiero sacarme la ESO, quiero ser cajera, me gustaría ser peluquera, pastelera... Me gustaría ser muchas cosas porque para eso tengo mi vida. Ahora veo que puedo", explica Nieves García.