El Instituto de Biomecánica de València y la UV trabajan en un modelo seguro de coches sin conductor

El proyecto BERTHA adapta la autonomía del vehículo según el estado emocional de los conductores

Grupo que participa en el proyecto BERTHA.

Grupo que participa en el proyecto BERTHA. / Levante-EMV

Saray Fajardo

Saray Fajardo

El Instituto de Biomecánica de València (IBV), junto a catorce socios de seis países -entre los que se encuentra un grupo de investigadores de la Universitat de València- ha participado en el proyecto BERTHA para desarrollar un modelo de vehículos autónomos más seguros y con un comportamiento similar al de los humanos.

El equipo empezó a liderar hace cinco años un proyecto de la Unión Europea mediante el cual adaptar la autonomía del vehículo según el estado emocional de los conductores y pasajeros. "Queríamos ser capaces de entender y monitorizar el comportamiento de los humanos para que el vehículo actúe como lo haría un humano, por lo que debíamos dotar de información sobre el conductor al coche. Por ejemplo, no es lo mismo si un conductor está alterado o está cansado tras una jornada de trabajo", señala José Laparra, responsable de Innovación del Área De Conocimiento y Factores Humanos del Instituto de Biomecánica (IBV).

El proyecto, que se inició a finales de 2023 en València y ha recibido cerca de ocho millones de euros de la Comisión Europea, tiene en cuenta las características de los pilotos, como la edad, el sexo o los años de conducción; el entorno, es decir, la densidad del tráfico o las adversidades metereológicas, y otras variables para modelizar la forma de conducción. "Durante tres años analizaremos cómo se comportan las personas más allá de la eficiencia del vehículo o de las herramientas", señala el responsable, quien añade que "la parte emocional juega un papel fundamental en la adaptación del vehículo". En este sentido, el equipo establecerá diferentes perfiles de conductor para exponer las diversas formas de respuesta durante la conducción.

Convivir con otros conductores

Durante el proceso, el equipo pretende cubrir una de las deficiencias que había encontrado en modelos anteriores. Concretamente, en palabras de Laparra, "es importante entender los comportamientos humanos porque estos vehículos van a convivir con otros conducotres normales, es decir, va a haber un tráfico mixto". Por eso, a través del proyecto, el objetivo es comprender y probar la interacción de los vehículos autónomos conectados (CAB) con otros automóviles de un modo más seguro y predecible desde una perspectiva humana. Por lo tanto, el modelo que ahora se trabaja podría garantizar la validación digital de los componentes de los vehículos autónomos y, si se incorpora en el software de las ECU (Engine Control Unido, el ‘cerebro’ de un vehículo), podría generar una respuesta más humana de estos vehículos, aumentando así su aceptación.

Por su parte, el grupo de la Universitat de València se encargará de diseñar la parte del modelo de comportamiento del conductor utilizando el cálculo de probabilidades.

Aunque el proyecto se desarrollará durante tres años, es complicado vaticinar cuándo se podrían poner en funcionamiento este tipo de vehículos. "Todavía costará porque hay que tener en cuenta la gestión del tráfico y el resto de conductores ", concluye el experto.