Almàssera revivió ayer una tradición que se repite cada año desde finales del siglo XVII: la fiesta del Corpus. La razón es el privilegio papal que el municipio obtuvo en la época y que le permite celebrar la procesión en agosto. La actividad tiene en Almàssera similares elementos y espectacularidad a la de València, desde que hace casi tres décadas incorporó personajes bíblicos y amplió la participación, entre otros.

Ayer por la mañana se celebró la solemne misa y la exposición del Santísimo a la que asistieron los cofrades de 2018 y otros fieles. Los gigantes del rey en Jaume I y la reina Na Violant se exhibieron en la calle. Y como anuncio de la procesión, la por la tarde, la "Enramà de la Murta" abrió paso a les Danses del Corpus, que precedieron a la solemne comitiva.

Además de fieles y autoridades, no faltó el juez de Paz y colaborador de Levante-EMV, Baltasar Bueno, experto en esta tradición que plasmó en el libro "Almàssera y su fiesta del Corpus", publicado junto a Pedro Molero. También Bueno obtuvo en 2014 su doctorado en Teología Dogmática con el trabajo "La procesión del Corpus en Valencia, una catequesis bíblica, visual y urbana".

En un artículo publicado el pasado sábado en Levante-EMV, Bueno defendía que "en el origen de la singular celebración, encontramos el Miracle dels Peixets (dos) sucedido en 1348 -hace 670 años- a caballo de Almàssera y Alboraia, en su frontera natural, el barranc de Carraixet, del que se valió el obispo Hugo de Fenollet para organizar en València la primera solemnial processó de Corpus, y a Almàssera su independencia civil y eclesiástica de la metrópoli Alboraia".