El Ayuntamiento de Torrent tiene previsto crear un zona de bajas emisiones en el barrio del Alter Vell, para lo que ya ha encargado el estudio a una empresa especializada. Este modelo, que es el que ha implantado el Ayuntamiento de València en el Barri del Carme, implica un control exhaustivo, a través de cámaras, de los vehículos que entran en la zona que se delimite, de forma que se reduzca a las personas residentes y los servicios necesarios (reparto, Policía, suministros y otros) así como las excepciones que se establezcan (familares y similares).

Así lo ha explicado a Levante-EMV el concejal de Movilidad de Torrent, Raúl Claramonte (Cs), quien indica que ya se está elaborando el estudio por parte de una empresa y también se trabaja en los pliegos de condiciones para licitar la instalación de las cámaras que captarán las matrículas. Claramonte indica que la empresa que está realizando el estudio ha recomendado también establecer una segunda zona de bajas emisiones en el entorno de la Torre musulmana, lo que está asimismo en estudio.

Un barrio del Alter Vell de Torrent está delimitado por las calles Ramón y Cajal (conocida popularmente como de la Ermita), València y Gómez Ferrer, las dos últimas grandes infraestructuras con alta densidad de tráfico. Se compone mayoritariamente de casitas bajas y en toda el área apenas hay una decena de comercios (algún bar, panaderías y una droguería, entre otros) o servicios públicos (el más importante es el Punto de Encuentro Familiar, en la plaza de la Era). 

En los últimos años, el consistorio está emprendiendo un proceso de reforma de las calles con la creación de plataformas únicas y supresión del aparcamiento. De forma paralela, el consistorio anunció que se habilitaría un parking disuasorio.

En el barrio existen dos asociaciones vecinales que, desde hace años, reclaman un plan integral de intervención, no solo desde el punto de vista urbanístico sino también en materia de vivienda, social y cultural.

lsena@epi.es L.S.

Preguntado por este diario, Claramonte indica que, del estudio que se desprenda del barrio, se tomarán decisiones que afecten a la calle Gómez Ferrer, durante décadas el principal acceso desde Alaquàs y con estética de carretera. La apertura, hace unos meses, de un nuevo puente sobre el barranco, que tiene como objetivo aglutinar y distribuir ese tráfico de acceso por Alaquàs, ha generado «un descenso de la entrada por el antiguo puente, menos congestión de la rotonda y menos tráfico también en Gómez Ferrer». Por ello, la situación es adecuada para abordar su remodelación, de forma que se elimine la estética de carretera, «se pacifique el tráfico» y se genere más espacio para la ciudadanía. Claramonte opta por «la peatonalización del tramo hasta la plaza Obispo Benlloch» aunque indica que serán los informes los que determinarán las diversas opciones.

El tramo no urbano

Por otro lado, el Col·lectiu Soterranya, que trabaja en proyectos de movilidad sostenible, ha propuesto hace tiempo que el tramo de Gómez Ferrer que va desde el puente antiguo sobre el barranco hasta el palacete de Cortina (edificio que compró el consistorio y que rehabilita por fases) sea exclusivamente de uso peatonal, de bicicletas y de transporte público, «ahora que esa entrada ya no es la principal a Torrent».

El grupo defiende que, cuando se acabe la restauración del palacete, se convertirá en una dotación pública y habrá que mejorar el acceso, que ahora «es terrible». De ahí que pidan «una apuesta decidida en ese tramo».