Ha sido uno de los primeros objetivos de la ofensiva rusa a Ucrania. Chernóbil, la antigua central nuclear en la que se registró el peor accidente de la historia de la energía nuclear, cayó en manos del ejército ruso a primera hora de la tarde de ayer y el Kremlin lo consideró un éxito fundamental como parte de la invasión total a Ucrania que había comenzado horas antes y un punto esencial en el mapa. ¿Por qué? La antigua central nuclear es una páramo y está rodeada de una zona de exclusión en la que no vive nadie. Sin embargo, tanto el ejército ucraniano como el ruso centraron todos sus esfuerzos en la zona hasta que finalmente las fuerzas invasoras lograron hacerse con el control

Más allá de la preocupación internacional sobre qué puede pasar con la central nuclear y con los restos radioactivos que se almacenan allí, lo cierto es que Chernóbil es un enclave estratégico tanto para Rusia como para Ucrania y su control es esencial en caso de incursión militar.

Enclave estratégico

El complejo nuclear está a apenas 17 kilómetros de la frontera con Bielorrusia y a unos 70 kilómetros en línea recta de la capital Kiev. Desde un punto de vista militar el control de Chernóbil garantiza una vía de acceso rápida a Ucrania desde Bielorrusia, país aliado de Rusia en la que el Kremlin ha estado desplazando militares durante semanas, y un puesto seguro desde el que mandar tropas hacia Kiev.

La central nuclear de Chernóbil sufrió el 26 de abril de 1986 el que está considerado como el peor accidente de la historia de la energía nuclear. La explosión de un reactor provocó la muerte de dos operarios y vertió a la atmosfera toneladas de sustancias radiactivas. Como consecuencia de ello, más de un centenar de los bomberos que participaron en apagar el fuego sufrieron graves radiaciones.

En previsión de un posible ataque a la central, el pasado viernes las autoridades ucranianas suspendieron los viajes turísticos a la zona de Chernóbil, un destino muy popular entre los turistas extranjeros en los últimos años.

Un sarcófago de fabricación francesa cubre ahora el averiado cuarto reactor nuclear que esparció hasta 200 toneladas de material con una radiactividad de 50 millones de curies, equivalente a 500 bombas atómicas como la lanzada en Hiroshima.