Príncipe Enrique

La falta de pruebas deja en el aire la sentencia del juicio del príncipe Enrique contra el grupo ‘Mirror’

El duque de Sussex ha concluído su declaración este miércoles insistiendo en las prácticas ilegales de los tabloides para obtener información

El príncipe Enrique llega a testificar ante el Tribunal Superior de Londres.

El príncipe Enrique llega a testificar ante el Tribunal Superior de Londres. / TOLGA AKMEN

Lucas Font

El extenso interrogatorio al príncipe Enrique en el juicio contra el grupo ‘Mirror’ ha terminado este miércoles con más dudas que certezas. La falta de pruebas irrefutables que demuestren que el teléfono del príncipe y de sus allegados fue pinchado durante años ha dejado en el aire la sentencia del caso, que todavía está pendiente de la comparecencia de otros testigos. El duque de Sussex, visiblemente más relajado en el segundo día de declaración, ha vuelto a poner dudas sobre la forma en que los periodistas de publicaciones como el ‘Daily Mirror’ y el ‘Sunday Mirror’ obtuvieron información sobre su vida personal. Unas sospechas que la defensa del grupo mediático ha tratado de desmentir, desgranando uno a uno los 33 artículos presentados ante el tribunal.

El abogado del ‘Mirror’ (MGN, en sus siglas en inglés), Andrew Green, ha insistido a lo largo de las más de siete horas de interrogatorio en que las acusaciones de Enrique se basan en una “total especulación”. El letrado ha recordado que no hay ningún registro en el que conste una supuesta intervención de los teléfonos y ha incidido en el hecho de que el príncipe no consiga recordar mensajes telefónicos concretos cuyo contenido fue posteriormente publicado en alguna noticia. Según la defensa de MGN, muchas de las informaciones fueron publicadas previamente en otros medios, mientras que en otros casos provenían de fuentes cercanas a Enrique y de portavoces de la familia real británica

Información sospechosa

Enrique ha sido incapaz de rebatir los argumentos de Green en algunos de los artículos, pero sí ha sembrado más dudas en otros casos. Uno de ellos hace referencia a un viaje a Mozambique con su entonces pareja, Chelsy Davy, en el que según el príncipe nadie podía saber cuánto tiempo iba a permanecer allí, ya que la casa real no facilitó los detalles por cuestiones de seguridad. Enrique sostiene que los periódicos del ‘Mirror’ publicaron informaciones sobre las fechas y horarios de los vuelos, mientras que en otros casos dieron a conocer detalles sobre su relación con Davy que ningún portavoz de la familia real podía conocer, a pesar de que los periodistas que redactaron la noticia citaban fuentes de palacio.

El abogado del príncipe, David Sherborne, ha negado que las acusaciones de espionaje se basen en especulaciones y ha puesto como ejemplo los pagos a investigadores privados realizados por periodistas del grupo ‘Mirror’ en las fechas de publicación de los artículos investigados. El propio Enrique ha insistido en que existen pruebas suficientes: “Sin duda creo que mi teléfono fue pinchado de forma industrial por parte de tres grandes periódicos durante este tiempo”, ha dicho el príncipe en referencia al período en que las noticias fueron publicadas, entre 1996 y 2011. El duque de Sussex sostiene que sólo de esta forma los tabloides podían saber dónde iba a estar, así como el contenido de conversaciones privadas, y apunta a que se ha producido una “destrucción de pruebas a gran escala”.

Lucha sin cuartel

El interrogatorio de los dos últimos días ha sido una muestra de la lucha que Enrique se ha propuesto llevar a cabo contra los tabloides británicos, a los que acusa de provocarle importantes daños psicológicos y de generarle una enorme desconfianza hacia las personas de su entorno. La causa contra el grupo ‘Mirror’ se extenderá previsiblemente a otros dos importantes grupos mediáticos, los propietarios del ‘Daily Mail’ y los de ‘The Sun’, cuyos casos están todavía en fase preliminar. El príncipe ha señalado que la batalla contra la prensa será “el trabajo de su vida” y pretende llevarla hasta sus últimas consecuencias aprovechando su desvinculación de la familia real británica. “El palacio no me habría permitido tomar acciones legales”, ha asegurado.

Los abogados de Enrique confían en que el precedente de hace tres meses, cuando el ‘Daily Mirror’ se disculpó públicamente por haberle espiado en otra ocasión, sirva para que el juez Timothy Fancourt tome una decisión parecida en esta ocasión. El reconocimiento por parte del juez de actividades ilegales en alguno de los 33 artículos investigados supondría un duro golpe para MGN y serviría de referencia para futuras indemnizaciones en otros casos parecidos. Por ahora, el príncipe Enrique y otro centenar de personas representadas en la acusación ya han lanzado la primera piedra en un juicio que, independientemente del resultado, ya es historia del Reino Unido.