Conflicto en Oriente Próximo

¿Qué es el paso de Rafah y por qué es tan importante para Gaza?

Por este paso fronterizo está previsto que entre la ayuda humanitaria que debería aliviar la situación de los dos millones de palestinos que habitan en la Franja de Gaza

Un grupo de voluntarios carga un camión con ayuda humanitaria en Arish, Egipto, para ser trasladada a Gaza cuando abra el paso de Rafah, este lunes.

Un grupo de voluntarios carga un camión con ayuda humanitaria en Arish, Egipto, para ser trasladada a Gaza cuando abra el paso de Rafah, este lunes. / EFE

Redacción

La atención informativa de las últimas horas en el conflicto entre Israel y Hamás se ha trasladado al sur de la Franja de Gaza, al paso fronterizo de Rafah, por el que está previsto que entre la ayuda humanitaria que debería aliviar la situación de los dos millones de palestinos que habitan en este enclave de 355 kilómetros cuadrados. Además, por este cruce está pactado que abandonen Gaza los palestinos con doble nacionalidad y extranjeros que han quedado atrapados en Gaza. A continuación, algunas de las claves que explican la importancia de este cruce:

¿Dónde está el paso de Rafah?

El de Rafah es el único paso fronterizo entre Gaza y Egipto, y es la única vía de entrada a la ayuda humanitaria enviada por las organizaciones y los gobiernos. Se encuentra en el sur de la Franja, y hace protera con la península del Sinaí.

Se trata, también, del único paso fronterizo de Gaza que se encuentra actualmente operativo. Hay otros cinco, Erez, Karni, Kerem Shalom, Nahal O y Sufa, pero todos ellos están cerrados, algunos desde hace más de 12 años. El paso de Erez fue clausurado sine die el pasado 7 de octubre después de que los milicianos de Hamás le infligieran graves daños en su ataque sorpresa contra Israel.

¿Quién controla este cruce fronterizo?

En el año 2005, tras la retirada israelí de la Franja después de 40 años de ocupación, el control del cruce de Rafah pasó a manos de Egipto y de la Autoridad Nacional Palestina, bajo la supervisión de una fuerza de la Unión Europea. Según aquel acuerdo, Egipto debía desplegar a 750 guardias en la frontera y se comprometía a trabajar junto a Israel para prevenir el terrorismo, el contrabando de armas y otras actividades ilegales. Esto se traduce en que todos los suministros que entran en Gaza a través de este paso deben contar con la aprobación de las autoridades israelíes.

Tras el secuestro del soldado israelí Gilad Shalit, en julio de 2006, el cruce estuvo mucho tiempo cerrado. La victoria de Hamás en la Franja un año más tarde acabó derivando en la salida de la fuerza de la UE y el cierre definitivo de la frontera, que se reabrió en noviembre de 2011, tras la Primavera Árabe egipcia. Con el golpe de Estado del militar Abdelfatá al Sisi, en julio de 2013, se han mantenido los cierres aleatorios durante días, semanas o meses y los ciudadanos que lo utilizan están expuestos al caprichoso azar o a las estrategias políticas de Egipto e Israel.

¿Cómo funciona habitualmente?

En circunstancias normales, cuando no hay un conflicto abierto como el actual, Egipto suele poner trabas a los palestinos que desean cruzar la frontera. Les exige que se registren ante las autoridades palestinas con entre dos y cuatro semanas de antelación, aunque este registro no garantiza que la solicitud de paso sea aceptada. Según Naciones Unidas, en agosto de 2023 las autoridades egipcias permitieron la salida de 19.608 personas de Gaza y rechazaron la entrada a 314.

¿Por qué la reapertura del paso es tan importante ahora?

Con todo el resto de pasos fronterizos cerrados y el asedio al que Israel ha sometido a la Franja de Gaza desde el ataque de Hamás del pasado 7 de octubre -que se suma al bloqueo impuesto desde hace 16 años-, el cruce de Rafah es la única vía de esperanza para los habitantes de Gaza.

En el lado egipcio, se amontonan los camiones cargados de combustible y ayuda humanitaria -según Al Jazeera, son más de 100- a la espera de poder entrar en la Franja, donde los suministros ya escasean. Algunas panaderías han tenido que cerrar por falta de harina, y los hospitales no pueden funcionar con normalidad por la falta de combustible para los generadores que les proporcionan luz.