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A lo largo de las tres primeras jornadas de campeonato liguero, el Levante pasó por un sinfín de emociones que, a día de hoy, empiezan a ser favorables. Los empates frente al Huesca y el Zaragoza despertaron intranquilidad. Una calma tensa ante la incertidumbre de no saber si el equipo supo adaptarse a su nueva realidad. Pese a ello, la victoria contra el Tenerife, revitalizante, allanó el camino de la esperanza por lograr el ascenso a Primera División a final de temporada, aunque, una semana después de que el Ciutat de València volviese a volver a latir, el cuadro de Mehdi Nafti tiene la ‘obligación’ de darle continuidad a las buenas sensaciones que despertó contra los tinerfeños. De dar un golpe de autoridad sobre la mesa de la categoría no solo para mirar hacia arriba, sino también para creer en su condición de favorito para subir a la élite del fútbol español.

No obstante, la Segunda División pone en su camino obstáculos de difícil superación. Clubes que sueñan en grande, movidos por su historia y su masa social, aunque se hayan acostumbrado a bañarse en plata. El Oviedo, próximo rival granota, es una clara prueba de ello. Un equipo que, desde que ascendió en 2015 a LaLiga SmartBank, se ha quedado, en más de una ocasión, a las puertas de la promoción de ascenso y que este año volverá a estar en la pomada de las instituciones que pugnen por una de las seis primeras plazas de la tabla. Su inicio de temporada, de hecho, lo coloca como aspirante a estar en la parte alta.

De la mano de Jon Pérez Bolo, técnico que estuvo en la terna de candidatos para el banquillo de Orriols tras el descenso, los carbayones rectificaron su amargo debut (derrota por 0-1 frente al Andorra) con dos victorias consecutivas labradas desde el manejo de las dos áreas y, por encima de todo, de la fortaleza atrás. Matices que prevén un encuentro complicado para los levantinistas.

No en vano, el Levante cotiza al alza. El equipo de Mehdi Nafti aterrizará en el Tartiere con un aroma distinto en comparación a los primeros coletazos del curso. Sobre todo, después de conseguir tres puntos que le aumentan la autoestima y de no sufrir fugas de gran calibre en los últimos días de mercado. Pese a ser los más atractivos en el escaparate granota para otros clubes, la continuidad de Jorge De Frutos y de José Gómez Campaña, sumadas a contrataciones como la de Vicente Iborra, Wesley Moraes o Joni Montiel, y a la permanencia de futbolistas como Dani Cárdenas o Pepelu, hacen que sea de las plantillas más temidas dentro de la Segunda División. Por no decir la que más. Futbolistas de prestigio que elevan a su equipo a un nivel superior.

Ausencias

Ante el equipo cargado de quilates que tendrá a su disposición,Mehdi Nafti viaja a Oviedo consciente de la dificultad del rival, pero convencido de que sus ‘chicos’ estarán a la altura de las circunstancias. De que le darán continuidad a un trabajo que cobra sentido con el paso de los días. No obstante, el técnico franco-tunecino no tendrá a todos en el Carlos Tartiere, ante la baja por lesión de Marcelo Saracchi y la ausencia por decisión técnica, aunque sea por su proceso de adaptación al ritmo competitivo, de Charly Musonda. Al que se le espera para que demuestre todo el talento que atesora una vez esté en plenas condiciones. Mismo contexto ocurre con Bouldini, aunque el atacante esté en la lista de convocados. Hasta que Nafti no los vea al cien por cien en términos físico, no arriesgará con ellos.