Alcublas celebra su rogativa a la Cueva Santa de Altura y se reafirma en la tradición: "Le pedimos que llueva"

La magia de las tradiciones es que siempre son las mismas. El margen de cambio es muy pequeño y, de hecho, nadie lo quiere: se busca que cada año sea igual, porque todo sale según lo previsto y satisface a todos. Por eso, en la peregrinación de Alcublas a la Cueva Santa de Altura, no habrá ninguna novedad este año. Ahora bien, la tradición se va a cumplir al límite -más que otros años- porque se recupera su origen y su demanda principal: rogar a la Virgen para que obre el milagro y traiga la lluvia a campos y bosques.

Este año se recupera esa misión: que interceda para que el agua vuelva a la Serranía y a la Comunitat Valenciana, abocada a una sequía estival de consecuencias aún desconocidas. Los quintos que este año portarán a la reproducción de la Virgen de la Cueva Santa a su lugar original son del año 2000 y 2001 -unidos tras las sucesivas suspensiones de esta fiesta por la Covid-19- ataviados como ya es habitual vestidos de militar como solía hacerse cuando los jóvenes volvían del servicio militar a los 21 años.

Pero es que, además, este año tiene más sentido todavía, después del grave susto que los municipios del Alto Palancia y de la Serranía se llevaron el verano pasado con el incendio originado en Bejís que arrasó más de 32.000 hectáreas y cercó, literalmente, el santuario, dejándolo "milagrosamente" intacto.

Por eso, además de pedir, también se agradecerá poder volver un año más a este lugar que llena Alcublas de actividades. Como explica el gestor cultural Iván Tortajada, hoy, como manda la liturgia, se recogerá casa por casa a los nuevos miembros que entran a formar parte de la Unión Musical Alcublana y ya en la Casa de la Cultura se les entregará de forma oficial su instrumento y arrancará el concierto. Además, este año el histórico abanderado se jubila, Julio Mañes, y le releva Joaquín Domingo.

La peregrinación saldrá desde la parroquia de San Antonio Abad

El sábado a las 8 de la mañana comenzará la caminata desde la Iglesia de San Antonio Abad y en no más de cuatro horas la comitiva recorrerá los 12 kilómetros que separan Alcublas del Santuario. Portarán la imagen de la Virgen e irán escoltados por carros y caballos de vecinos y vecinas de Bétera que se unen siempre a la rogativa.

A mitad camino, durante el descanso de no más de media hora, se producirá otro momento más que tradicional: la cesión de la vara de mando de la alcaldesa de Altura, Rocío Ibáñez, a Blanca Pastor, primera edil de Alcublas, en una metáfora por la que Ibáñez cede los terrenos de la Cueva Santa para que Alcublas disfrute del paraje.

Tras la misa que se celebrará en la cueva, los peregrinos comerán en el santuario o en los alrededores, aunque este año el tema principal de los participantes es si habrá sombra para hacer un picnic, como siempre se ha hecho, en el entorno de la ermita, debido a que el fuego arrasó buena parte de los característicos árboles que rodean el lugar.

A las 4 de la tarde todos los participantes regresarán a Alcublas y se cantarán las rondallas de los mayos a las festeras, todos amparados este año bajo el nombre de 'La rejuntà'. Una discomóvil pondrá punto y final a la celebración de este año.

El origen de la rogativa de la Cueva Santa

La devoción a la Virgen de la Cueva Santa, patrona de la diócesis de Segorbe-Castellón, comenzó en 1573 a raíz de la curación de un vecino de Jérica aquejado de lepra que se refugió en la cueva donde estaba la imagen de la Virgen y que sanó tras lavar su esposa sus heridas con agua de la gruta. 

 Aquel milagro provocó una rápida extensión de la devoción a todas las poblaciones de la diócesis de Segorbe, a la que pertenecía Alcublas antes de la reforma territorial de 1957.