Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Mayor seguridad

Gran despliegue policial para un desahucio de alto riesgo en Pego

La Guardia Civil destina una veintena de efectivos por el carácter violento del padre, quien cumple la segunda orden de alejamiento por agredir a un vecino

Gran despliegue policial para un desahucio de alto riesgo en Pego

El de ayer en Pego no fue un desahucio al uso. La Guardia Civil envió a una veintena de efectivos de la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Comandancia de Alicante (Usecic). Se temía que la familia, que tiene 80 denuncias por altercados y hurtos en supermercados, opusiera resistencia y que incluso se atrincherara en el piso de la avenida de Alcoi donde residía desde hacía un año y dos meses. El padre, de 31 años, tiene un carácter violento y ahora está cumpliendo la segunda orden de alejamiento por agredir a un vecino de su misma finca. Además, la comunidad de propietarios ha denunciado a la familia por daños en el edificio (la puerta del piso contiguo está rota y su chapa metálica está horadada con un punzón) y por realizar enganches ilegales de luz y agua.

Pero la madre, junto a sus ocho hijos (el menor tiene dos años y el mayor, 17), se avino a dejar la casa de forma voluntaria. Su marido, que no puede acercarse a la finca por la orden de alejamiento, la esperaba en el cercano parque del Clot. La Usecic no tuvo que intervenir. El ayuntamiento sí envió un camión para llevarse un sofá y un tresillo de la familia, que antes residía en Monforte del Cid y luego en Dénia, donde también fue desalojada. El piso de Pego era de alquiler social. Los inquilinos no han abonado ni el primer mes. Sus vecinos comentaban que la vivienda, que esta familia estrenó pues el edificio tiene apenas 5 años, está destrozada. Mostraron a este diario los daños en las paredes de la escalera y en la puerta del piso de al lado. Aseguraron que del piso ha desaparecido incluso la vitrocerámica.

«No han querido integrarse»

«Les hemos dado muchas oportunidades, pero no han querido integrarse», comentó el alcalde, Enrique Moll, quien ayer asistió al desalojo y requirió a los operarios municipales para que ayudaran a la familia a sacar sus enseres. También indicó que, aunque los chavales estaban escolarizados, no acudían a clase. La madre había solicitado el reagrupamiento de todos ellos en un colegio. Sostenía que mientras llevaba a unos a un centro y a otros a otro se le pasaba la mañana y de ahí que los críos faltaran a la escuela.

El padre, quien es conocido en Pego por sus broncas en los bares, espetó a voz en cuello a los periodistas: «Somos los chatos y somos guerreros». Mientras, su esposa sólo comentó que se había tirado a la calle a una madre con sus ocho niños. La familia tiene parientes en Oliva y Gandia y, tras abandonar ayer Pego, se iba a mudar temporalmente a una de esas dos ciudades.

Compartir el artículo

stats