La Cova Tallada, uno de los parajes más bellos y singulares del litoral valenciano, está en peligro. El deterioro que ha provocado la masificación de los últimos años es galopante. En verano, esta gruta costera, que debe su peculiar fisonomía a que fue una cantera de la que se extrajo piedra tosca, se llena hasta los topes de bañistas que acuden por tierra (la senda más transitada arranca de les Rotes de Dénia) y por mar en piraguas.

Esta mañana, en la junta rectora del Montgó, se han presentado las conclusiones del estudio de carga de la Cova Tallada, que pertenece a Xàbia, aunque está en el límite con Dénia. Y son demoledoras. Urge poner freno a la afluencia masiva de visitantes. Ya se ha planteado un cupo máximo: cada día podrán acudir a la gruta 71 personas. Ni una más. Y ahí entran los senderistas y quienes llegan en káyak. Se está estudiando repartir tíquets y sancionar a quien se cuele de matute. El problema es que las policías locales de Xàbia y Dénia, así como la policía autonómica y el Seprona, están debordados en verano.

Además, si establecer este cupo no frena el deterioro galopante, habrá que tomar medidas más drásticas. En la junta rectora, se han mostrado fotos del estado de la cueva hace tres años y el actual. Los grafitis, la basura, los rescoldos de hogueras prohibidas son consecuencias de la masificación. Y hay otro efecto: la afluencia de bañistas es tan elevada que hay momentos en los que la crema solar que utilizan forma una película de aceite en el agua.

Urge atajar esa situación. Las comunidades de vermétidos, los moluscos que habitan en las rocas del meso litoral (la orilla, vamos), están seriamente amenazadas. Y son hábitats protegidos por la Unión Europea. La junta rectora del Montgó (la cueva está dentro del parque natural) aboga por limitar el acceso ya este verano.