Los chalés de lujo, que son el segmento urbanístico con más tirón ahora en la Marina Alta, siguen conquistando espacios de gran valor paisajístico. Las promotoras especializas en este sector (cada vez más, ya que está aquí el negocio) le echan el ojo a parcelas colgadas del acantilado y de primera línea. Las vistas al mar son el verdadero lujo.

Estas empresas hallan suelo en lugares impensables. En les Rotes de Dénia, un litoral que está salpicado de chalés y en el que parece imposible encontrar un hueco en primera línea, la inmobiliaria The Property ha «pescado» un suelo estratégico. Ya ha colocado dos carteles de dos villas «exclusivas». Y desde luego que esos letreros se ven. Están en el concurrido aparcamiento del restaurante Mena.

Los chalés se han proyectado en uno de los últimos tramos vírgenes de esta costa. Se construirán en una pinada de primera línea. Este bosquecito de pinos adultos está allí donde acaba el paseo de les Rotes, en el citado aparcamiento del Mena. La pinada es llana. Hay, sin embargo, dentro muretes de piedra en seco, así como un antiguo pozo.

La inmobiliaria ya ha puesto a la venta los chalés. Uno tiene un precio de 2 millones de euros y el otro, de 1,9 millones. Se levantarán en parcelas de 1.335 metros cuadrados y de 1.396 m2. Los chalés tendrán ambos una superficie construida de 471 m2. Son de moderna arquitectura. Líneas rectas y grandes ventanales. El diseño de estas villas de lujo que ahora triunfan en la Marina Alta es bastante homogéneo. Son cubos superpuestos de hormigón y cristal.

En les Rotes, se ha reactivado con fuerza la construcción en estos últimos años. El poco suelo que quedaba libre en primera línea se ha ido ocupando. También se han levantado chalés en segunda línea. Es una costa codiciada. La Punta Negra es uno de los tramos de les Rotes que está viviendo esta fiebre contagiosa de las casas de lujo.

Este nuevo urbanismo está transformando la fisonomía de este litoral. Antes dominaban las villas, algunas centenarias, con torres. Muchas de estas históricas casas se han abandonado. Las pinadas, que también forman parte de este frondoso paisaje costero, también peligran.