El juicio por la presunta violación grupal a una niña de 14 años en la Marina Alta quedó ayer visto para sentencia en un juzgado de Menores. La Fiscalía y la acusación particular mantuvieron las peticiones de entre tres y cinco años de internamiento para los cuatro menores acusados, mientras que las defensas reclamaron la absolución alegando contradicciones en la declaración de la víctima. Tres de los menores están internados de manera preventiva desde que a finales del pasado marzo se presentó la denuncia, el cuarto, que tuvo una participación menor en los hechos está bajo arresto domiciliario.

La segunda jornada de la vista oral estuvo destinada a las declaraciones de los peritos, así como a los informes de conclusiones de las partes. Mientras que el Ministerio Público reclama cinco años para el presunto cabecilla, para los otros tres se piden tres años y medio. Por su parte, la acusación particular que ejerce para la víctima la letrada Mónica Mas Franqueza reclama cinco años para todos ellos.

Los peritos fueron citados para ratificar sus informes sobre las secuelas psicológicas que sufrió la víctima, uno de los aspectos en los que ha incidido la acusación particular. Como consecuencia de su estado emocional, la joven ha sufrido crisis de ansiedad, pérdida de peso y necesita terapia psicológica para superar el trauma. Por este motivo, desde la acusación se reclamaba una indemnización solidaria entre todos de 100.000 euros.

Aunque los hechos ocurrieron en julio del año pasado, no fue hasta marzo cuando se formalizó la denuncia ante la Guardia Civil, hecho que propició todas las detenciones. La joven denunció que sufrió una violación por un grupo de cuatro compañeros de instituto en julio de 2018 en un descampado junto a un cementerio de un municipio de la Marina Alta. La víctima había salido a dar una vuelta con una amiga y los cuatro chicos, a los que conocía por ser compañeros del centro escolar. Cuando la amiga se marchó y quedó a solas con ellos, la habrían llevado a un descampado y la habrían violado entre los tres. La joven relató en su día que un cuarto de los implicados, el que está en libertad, tuvo una participación menor en los hechos, aunque tampoco se limitó a quedarse mirando y le habría hecho algún tocamiento mientras los otros la violaban. También identificó quién de los cuatro fue la persona que grabó el vídeo. Los acusados aseguraron que sólo uno de ellos mantuvo una relación sexual con ella y que fue consentida.

La víctima dijo que se lo mostraron y le dijeron que lo iban a distribuir entre los compañeros del instituto, algo que la tenía atemorizada. Tras el análisis de los teléfonos de los acusados, no se ha podido encontrar nada concluyente sobre la grabación, según las fuentes consultadas por este diario.

La acusación particular incide en el sufrimiento de la víctima que pasó meses sin contar nada en casa, ni el instituto, mientras los presuntos violadores le exigían el pago de dinero para no difundir entre sus compañeros el vídeo con el que habrían grabado la agresión sexual.

Los jóvenes habían llegado a reclamarle que les pagara cincuenta euros a cambio de no hacer pública la grabación, cantidad que fueron rebajando al ver que ella no tenía dinero para pagarles. Finalmente, cuando vieron que la joven estaba a punto de contarlo todo en el instituto le dijeron «no te preocupes que ya hemos borrado el vídeo y el teléfono ya está vendido». La joven dijo en su instituto en octubre que tenía un problema con unos compañeros por un vídeo, pero no llegó a contar entonces cuál era su contenido. No fue hasta finales de febrero cuando contó lo ocurrido a una orientadora del centro.