Mientras llega la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC), que permitirá visitar la Muralla Roja y el Xanadú, el club social es la única obra de Ricardo Bofill que tiene las puertas abiertas. Es, eso sí, una ruina. El ayuntamiento logró en 2017 que la dirección general de Costas le diera una concesión sobre esta pétrea construcción. Bofill diseñó un edificio que se integra en el acantilado y que tiene como elemento destacado los grandes óculos (ventanales).

El consistorio debía rehabilitar el club social y crear una pasarela peatonal desde la playa de la Manzanera. El proyecto recuperaba un tramo litoral de enorme belleza, en el que la arquitectura de Bofill encarna la perfecta integración en el paisaje. La concesión para las obras era de un año. Pasó ese primero. Y se prorrogó un segundo. Y ahora, a puertas de 2020, el ayuntamiento no ha movido una piedra. La concesión peligra. De ahí que el gobierno local (PP y Ciudadanos) lleve ahora a pleno el compromiso de incluir el millón de euros de las obras en el presupuesto del próximo año.

El concejal de Urbanismo, Juan Manuel del Pino, explicó ayer que no pueden perder la oportunidad de recuperar el club social. «La rehabilitación se ajusta a lo que fue, al diseño original de Bofill. La pasarela desde la playa de la Manzanera garantiza que puedan acceder personas con movilidad reducida», indicó el edil, que recalcó que esta franja litoral, en la que se alzan las geniales obras del arquitecto catalán, es «muy valiosa para Calp».

«Nos comprometemos a realizar las obras. Nos salen los números y podemos asumir la inversión», indicó el responsable de Urbanismo.

El edil también apuntó que es importante recuperar la escalinata que desde la Muralla Roja y el Xanadú baja al club social. «Es una escalera de gran valor arquitectónico», remachó.