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El pescador ecologista de Xàbia que capturó un submarino y liberó escualos

Luchó junto a Greenpeace contra las destructivas redes de deriva

Fotografía de los años 90 de Amadeu al llegar a puerto y descargar la gamba roja. | FUNDACIÓ CIRNE

El mar alimenta historias fabulosas. Pero todo lo que le ha ocurrido a Amadeu Ros, el patrón del Cap Prim de Xàbia, es cierto. Y mira que contada de carrerilla la historia de sus 37 años en el mar puede parecer una leyenda. Este pescador, ecologista más que convencido, atrapó con las redes de su barco, el Cap Prim, un submarino («bueno, la verdad es que el submarino nos ‘pescó’ a nosotros», confiesa), liberó los enormes tiburones que accidentalmente se enredaban en el arte de pesca, capturó también una bomba de la II Guerra Mundial y luchó junto a Greenpeace contra las redes de deriva que los palangreros italianos desplegaban en el Mediterráneo y en las que se enganchaban delfines, tortugas, peces luna, rorcuales y todas las especies que tuvieran la mala pata de topar con esta trampa invisible.

Amadeu se jubila tras 37 años en el mar. Le llegó la carta de la Seguridad Social. Lo consultó con su mujer, Fani, y ambos decidieron que el «lobo de mar», curtido en mil batallas, podía ahora emular al «marinero en tierra» de Alberti. En realidad, este pescador de raza seguirá vinculado al Cap Prim, el barco que compró junto a sus hermanos, y navegará, claro que navegara. Ahora se volcará en la Associació de Barques Tradicionals de Xàbia y recuperará «llaüts» y embarcaciones de vela latina. Amadeu está totalmente de acuerdo con Pessoa: «Navegar es preciso; vivir no es preciso». Bueno, para resumir, navegar es vivir.

Quien conozca un poco a este marinero sabe de sobra que de su boca no puede salir ninguna exageración. Amadeu es la humildad. Admite que es «un pescador atípico». «Soy ecologista, nacionalista, independentista, comunista y feminista». En el Cap Prim, está enrolada la primera pescadora de Xàbia, Àgueda, que los fines de semana, cuando descansa del mar, pastorea un ganado de ovejas y cabras. La tripulación de esta «barca de bou», que ahora patroneará Batit Ros, hermano de Amadeu, la integran también Marc, el hijo del patrón ahora jubilado, y Vicent Campaner.

Amadeu admite que los estudios se le atragantaban. En el año 81 empezó a trabajar en el taller de su padre, Valentín, y su tío, Bartolomé. Eran «mestres d’aixa» y calafates. Reparaban botes, «llaüts» y embarcaciones de pesca. Pero le llamaron de la Armada para hacer el servicio militar. Amadeu era matriculado de mar. Su destino fue Cartagena, donde pidió enrolarse de voluntario en el bergantín-goleta Juan Sebastián el Cano. «Es flamante por fuera y negro por dentro. En todos los sentidos», afirma hoy este pescador. Trabajaba a bordo de calafate. Navegó por el Atlántico e hizo escala en Brasil, Argentina, la isla de Martinica y Estados Unidos. «Entonces di gracias de haber seguido el consejo de mi abuelo Batiste Sabata de aprender inglés», dice Amadeu.

Y su abuelo Batiste y su abuelo Amadeo sabían muy bien que el inglés era la lengua franca de los puertos. Ambos emigraron en los terribles años de la filoxera, cuando la Marina Alta se moría de hambre, a Estados Unidos.

Tras 18 meses de servicio militar, Amadeu volvió a Xàbia. Pero el taller de su padre y su tío ya no daba para vivir. «Y tenía el veneno del mar en las venas». Se embarcó en enero del 85 en una barca de «bou» (arrastre). Su hermano Batit y él tenían muy claro que querían faenar en su propia barca. Y en junio de ese mismo año compraron por 20 millones de pesetas el Terol Tendero, un barco de El Campello al que pronto cambiaron el nombre y bautizaron Cap Prim. «Es un nombre potente y emblemático. Este cabo está en un extremo del Portitxol, una bahía que ha sido el ombligo de Xàbia y del País Valencià». El actual Cap Prim Segon, construido en los astilleros de Benicarló, lo adquirieron en 2002.

El mar ya les había deparado no pocas aventuras. En 1998, faenando cerca de Ibiza, notaron que su barco se detenía poco a poco y luego empezaba a ser arrastrado hacia atrás. Tras media hora de intriga, salió a la superficie el submarino Galerna de la Armada Española y con base en Cartagena. Tiene 68 metros de eslora. «Aquello fue más que un susto».

Amadeu participó en agosto de 1996, enrolado como patrón segundo del Rosselló Blanquer, en una acción conjunta con el Artic Sunrise de Greenpeace contra las redes de deriva de los palangreros italianos. Las cortaron y los pescadores italianos les lanzaron bengalas. Estas redes atrapan indiscriminadamente a todas las especies que se topan con ellas. El pescador de Xàbia recuerda que aquella acción ecologista, realizada en un momento en el que el ecologismo era incipiente, quedó eclipsada en la prensa por la trágica riada del camping de Biescas (murieron 87 personas).

Amadeu también ha sido pionero con el Cap Prim en el proyecto de Pesca Turismo. Los turistas se embarcan y conocen la vida de los pescadores del Mediterráneo. Este marinero defiende las artes tradicionales y afirma que siempre apoyará la pesca selectiva. Ahora está fascinado con el «Slow sailing», un movimiento representado por un caracol marino. Navegar y pescar sin prisa. Un presente y un futuro sostenibles.

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