Epatar. Ese verbo le va como un guante al efecto que provocan los vestidos de Balenciaga que se exponen ahora en Xàbia. El gran modista, el más influyente en el mundo junto a Dior y Chanel en los años dorados de la alta costura, ha regresado al pueblo en el que hace 50 años «cerró los ojos». «El último paisaje que vio fue el de Xàbia», afirmó el viernes Pedro Usabiaga, el comisario junto a Lydia García de la muestra «El siglo de Balenciaga», uno de los grandes acontecimientos culturales del verano en la Marina Alta.

La exposición se divide en tres salas. Deslumbran los geniales diseños de alta costura de colecciones privadas. No se pueden ver en los museos. El diseñador nacido en Guetaria en 1895, coetáneo de Federico García Lorca o Dalí, fue un artista enorme. En 1973, un año después de fallecer en València tras sufrir un infarto en el Parador de Xàbia (siempre se hospedaba en este hotel frente al mar), el museo Metropolitano de Nueva York le tributó un gran homenaje con la exposición titulada «The world of Balenciaga».

Diseños de la primera época de Balenciaga que se exponen en el Museo Soler Blasco E. F.

Ahora el genio regresa al pueblo del que se enamoró y donde pensaba comprarse una casa. La parcela en la urbanización El Tossalet se vendía entonces por 600.000 pesetas.

En el Museo Soler Blasco se exhiben diseños de la primera etapa del modista. El más antiguo está datado en 1933 y revela reminiscencias del art déco. Aquí se rinde en la figura de Ana María Casado, una modelo de Jaén que desfiló con las creaciones del genio de Guetaria, un homenaje a todas las mujeres anónimas de la moda de aquellos años (modelos o costureras, como lo fue la propia madre de Balenciaga).

Comisarios de la exposición, diseñadores y expertos en Balenciaga y el concejal de Cultura y el alcalde de Xàbia Levante-EMV

Mientras, en la sala Andrés Lambert (la histórica Casa de Tena del siglo XIX que ahora estrena colores en la fachada), se pueden ver los diseños de la época de esplendor del diseñador, cuando, según Usabiaga, Balenciaga y Dior gobernaban desde París el mundo de la moda y la alta costura. Se exponen vestidos de novia. De hecho, Adela Sánchez Moncada, que ha cedido con el que se casó hace 70 años, asistió el viernes a la exposición y evocó sus visitas al taller del artista para que le tomara medidas y le confeccionara una joya que todavía hoy resplandece. Usabiaga incidió en la perfección de los vestidos de Balenciaga, en la maestría técnica del artista. Décadas después lucen impecables.

El diseñador Lorenzo Caprile, en la Plaça de l'Església de Xàbia, que fue uno de los rincones favoritos de Balenciaga E. F.

La tercera sala, la Casa del Cable, muestra el legado del genio y su tremenda influencia en la moda. Hay diseños de sus discípulos, de Givenchy, Courrèges o Ungaro.

Pedro Usabiaga ha investigado la relación de Balenciaga con Xàbia, ese enamoramiento del artista que quería estar cerca del mar pero disfrutar de un clima más atemperado que el del Cantábrico de su Guetaria natal. Fantaseó con que el diseñador concibió en una de sus estancias en el Parador su último vestido, el de novia de Carmen Martínez-Bordiú. Tras entregar el traje en Madrid, el modista regresó a Xàbia y fue en esos días de marzo de 1972, cuando daba grandes paseos junto al Mediterráneo y reflexionaba sobre el mundo y la moda (ya había irrumpido con fuerza el prêt-à-porter), cuando se le paró el corazón.

Balenciaga, como todos los grandes artistas, trasciende. Uno de los diseñadores que se confiesa admirador del genio de Guetaria es Lorenzo Caprile, quien estos días ha estado en Xàbia en el homenaje al maestro universal de la alta costura.

Publicidad de las urbanizaciones Tosalet y Toscamar. El gran diseñador quería comprarse una casa en Xàbia E. F.