Dos historias. Una, belicosa y de pura acción, la del rey Jaume I que, tras conquistar València en 1238, viaja reino arriba, reino abajo y, claro, acude de manera bastante habitual a Dénia y se aloja en el castillo o en las casas reales de Madina Daniya, las que han salido a la luz en las recientes excavaciones realizadas en el Fortí. Y la otra historia es la del rompecabezas. La del investigador Joaquim Miret i Sans y también la del dianense Roc Chabàs i Llorens, figuras claves en la Reinaxença. Ambos estudiaron con enorme interés las gestas de Jaume I y la conquista.
«Chabàs tenía amistad con los Bofarull (directores del Archivo de la Corona de Aragón) y pudo acceder a gran cantidad de documentos del siglo XIII, muchos de ellos referentes a la Marina Alta y Dénia», explica el arqueólogo Josep A. Gisbert Santoja.
Mientras, Joaquim Miret fue un investigador tremendamente exhaustivo y logró seguir, a través de los documentos que firmaba el monarca y que incluían la fórmula de « locum datum» (especificar el lugar y la fecha), los pasos de Jaume I. «En 1918, justo un año antes de morir, publicó una obra maravillosa: Itinerari de Jaume I ‘El Conqueridor’. Es un trabajo inmenso. Le consagró toda una vida. Consiguió reconstruir todos los movimientos de Jaume I entre la conquista de València, en 1238, y su muerte, en 1276», destaca Gisbert.
Y en ese periplo hay cuatro puntos de la Marina Alta en los que estuvo con toda seguridad el rey conquistador. «A Dénia venía prácticamente cada dos años», asegura el arqueólogo, que alude a un documento de 1245 muy interesante, el de la donación de un funduq (posada) de Dénia conocido como de los cristianos, ya que el rey Lobo, Ibn Mardanish, dio licencia para que lo construyeran comerciantes genoveses.
Ondara era una encrucijada clave de caminos y Laguar se hallaba en la levantisca frontera de Al-Azraq
Mientras, documentos de 1244 y 1255 sitúan al rey en Ondara y Laguar. Jaume I solía acudir a castillos, pero rompía esa norma cuando hacía parada en Ondara, donde en ese época debía haber, segúnindica Gisbert, una alquería. No obstante, ese lugar tenía una importancia estratégica. Era, al igual que hoy, una encrucijada. Por allí pasaba la vía de comunicación entre Dénia y Xàtiva y también los caminos hacía el sur y hacia el oeste.
Mientras, en el castillo de les Atzavares, en la Vall de Laguar, y, en Alcalà o Benissili, la motivación era más guerrera. Jaume I tenía que hacer frente a las sublevaciones del caudillo andalusí Al-Azraq. Esos enfrentamientos son legendarios. Les Atzavares estaba en la frontera de esos territorios levantiscos y rebeldes.
Dénia, por su parte, era una ciudad clave por su puerto y por su poderío histórico.