"Els Furs" y el agua en el paisaje con historia del Pas del Bullentó de Pego

El itinerario hasta el Calapatar, de exuberante belleza natural, permite descubrir ventas y ventorrillos, caminos ancestrales y una construcción del s. XV que levantó el conde de Oliva por su pasión cinegética

Construcción que se atisba en el Calapatar. Es del siglo XV y la construyó el conde de Oliva.

Construcción que se atisba en el Calapatar. Es del siglo XV y la construyó el conde de Oliva. / Josep A. Gisbert

Alfons Padilla

Alfons Padilla

'Leer, conversar y caminar. Así se descubre la historia'. Es conocido ese fragmento de «Diario de un cazador», de Miguel Delibes, en el que los protagonistas debaten sobre si el buen cazador es primero un andarín infatigable o un as de la puntería. Sí, lo primero es caminar y caminar. Con la historia ocurre lo mismo. Hay que patear y observar. La perspicacia, la iluminación, la puntería ya vendrán luego.

«Els Furs» y el agua en el paisaje con historia del Pas del Bullentó de Pego

El río y, al fondo, sobre la cima, la fortaleza del Castellar. / Josep A. Gisbert

La historia amena surge paso a paso. Los paisajes son un libro abierto. Los del Pas del Bullentó y el Calapatar (un paseo de un kilómetro y medio) son pura Marjal de Pego-Oliva. Agua y exuberante vegetación. Ríos y compuertas. Caminos ancestrales (la vía romana Saetabis-Dianium). Vestigios de ventas y ventorrillos. El linde entre la Marina Alta y la Safor. El paisaje natural deslumbra. El histórico hace reflexionar.

«Els Furs» y el agua en el paisaje con historia del Pas del Bullentó de Pego

Reserva de anguilas en el Pas del Bullentó. / Josep A. Gisbert

El arqueólogo Josep A. Gisbert ha coordinado el ciclo «Descobrir els Furs i els seus paisatges». Las siete conferencias, visitas guiadas y mesas redondas tendrán lugar en Pego, cuyo ayuntamiento se ha acogido a la convocatoria de la conselleria de Participación para difundir «els Furs de València» y «l’Estatut d’Autonomia».

Visitas guiadas y conferencias

El ciclo arranca mañana domingo con el agradable paseo entre el Pas del Bullentó y el Calapatar, un topónimo este último misterioso que lo mismo puede aludir a los galápagos (abundantes en estas aguas) que al oficio de calafatear las barcas del arroz. El Calapatar es una reserva de ese manjar que es la anguila, bocado de sibaritas en la Edad Media.

La visita la conducirán tres expertos que se conocen al dedillo estos laberintos del agua, Fernado Sendra Bañuls, Frederic Aparisi y Joan Miquel Almela.

«Es una forma de conocer a través del paisaje la geografía del tiempo de Al-Andalus y de ‘els Furs’», explica Gisbert, que recuerda que antes de la conquista de Jaume I y de «el costum», embrión de «els Furs», la ley que regía en estas tierras era la «Suna e Xara».

«El Pas del Bullentó es un lugar emblemático en la historia de Pego y de la Marina Alta», enfatiza el arqueólogo, que precisa que en este paisaje se puede «leer» el poder del agua. También se atisba la fortaleza islámica del siglo XII del Castellar, que está en el término de Oliva. «Fernando Sendra nos hablará de los caminos, de las ventas y ventorrillos», avanza Gisbert. Este paso ha sido durante dos mil años una vía fundamental de comunicación. De ahí que menudearan las establecimientos consagrados a la hospitalidad.

«Se hablará también de la legislación foral del agua y de las tandas de riego de herencia musulmana», apunta el experto, que señala que ha habido conflictos a lo largo de la historia entre Pego y Oliva por el agua. Los pegolinos cultivaban el arroz y sus vecinos atribuían al estancamiento del agua las fiebres tercianas.

La ruta llegará al Calapatar. Al otro lado del río, se adivina una ruina. «Recientemente se ha constatado que es una construcción del siglo XV o XVI y que la levantó el conde de Oliva para controlar la pesca y la caza y disfrutar él de esas actividades. Es necesario proteger estos vestigios», advierte el arqueólogo.

Este ciclo es mucho de pateo sosegado. También se han diseñado visitas als Tossals del Bullentó, Benirrama y la Muntanyeta Verda o a esa cima que domina buena parte de la Marina Alta que es el Almiserat. Allí están los vestigios de un recinto fortificado del siglo XI tremendamente singular. Es una construcción vinculada a la taifa de Dénia.