Los tesoros que escondía una casa del casco antiguo de Teulada
La exquisita restauración de una vivienda descubre un arco de medio punto del siglo XV, paramentos de tosca y un antiguo brocal labrado
Piedra de una pieza labrada que podría ser el antiguo brocal de un pozo. / A. P. F.
Molduras modernistas, paredes revestidas con yeso, polvo y abandono. La casa llevaba muchos años cerrada. Se le adivinaba, eso sí, su poderosa traza gótica. Las puertas adinteladas ya hacían presumir que allí dentro podía haber vestigios arquitectónicos de gran valor histórico. Pero estaban escondidos, muy escondidos.
Arco de medio punto del siglo XV. / A. P. F.
«Lo que hicimos fue desnudar la casa y dejar que saliera su verdadero espíritu». Toni y Paqui compraron esta vivienda del centro histórico de Teulada en 2019. Buscaban una casa familiar. Recorrieron cascos antiguos de otros pueblos de la Marina Alta. «El de Teulada es un gran desconocido», afirma Toni. Sí, la «Teulada Gótica Amurallada», conjunto urbano e histórico declarado Bien de Interés Cultural (BIC) hace 17 años, no tiene el tirón de otros cascos antiguos, pero es bellísimo y se respira pueblo auténtico y mucha paz.
El patio es una maravilla. Se han sacado a la luz los antiguos paramentos de sillares de tosca / A. P. F.
Este matrimonio inició las obras de restauración. Les asesoró el arqueólogo Rubén Vidal Bertomeu. Fue empezar a picar los revoques y salieron a la luz las maravillas. Los paramentos de sillares de piedra tosca, las jácenas, los pilares... revelaban la genuina arquitectura gótica. Los propietarios tuvieron claro que la restauración debía consistir en repristinar, en dejar que la vivienda contara su historia.
La puerta adintelada que da al Carrer Vives / A. P. F.
Durante las obras, se halló un arco de medio punto de dovelas de tosca que estaría datado en el siglo XV. Está cortado por la mitad, lo que confirma que la casa medieval era más grande y luego, con el tiempo, se dividió en dos. También se encontró en el suelo una piedra de una pieza labrada y con inscripciones. Podría ser el brocal de un pozo.
Una fotografía del antiguo propietario de una casa que fue a principios del siglo XX tienda de telas / Levante-EMV
Paqui y Toni tienen muchísima experiencia en el sector del alojamiento. Sobre la marcha cambiaron sus planes. Esta maravilla gótica debía abrirse y compartirse. El pasado mes de septiembre empezó a funcionar la Casa Rural Ca Sana. Tiene seis habitaciones.
«Aquí hay una gran calidad ambiental», destaca Paqui. Es verdad. No se escuchan ruidos. Los vecinos han acogido con los brazos abiertos a este matrimonio y a sus huéspedes. Toni afirma que incluso han recuperado la tradición de «la fresca». En septiembre, a media tarde, sacaban las sillas a la calle y se les unían otros vecinos. Surgía la conversación amable y sosegada. Eso también es un tesoro.
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