Sin lluvia y con fuerte erosión: la cala de Llebeig no borra el estrago del fuego

Diez meses después del incendio que arrasó 18 hectáreas, la pérdida de suelo complica la regeneración de uno de los paisajes más bellos de la Marina

Pinos calcinados en el acantilado sur de la cala de Llebeig.

Pinos calcinados en el acantilado sur de la cala de Llebeig. / A. P. F.

Alfons Padilla

Alfons Padilla

Las nieblas que entran del mar no bastan. La fuerte sequía también está complicando la regeneración de los parajes naturales que han ardido en los últimos años en la Marina Alta. Las precipitaciones torrenciales pueden agravar la erosión, es cierto, y más en suelos con fuertes pendientes. Pero la falta absoluta de lluvia complica que rebroten las primeras especies arbustivas autóctonas que dan un poco de color al paisaje (el lentisco, la coscoja, el alarierno o el espino blanco).

Sin lluvia y con fuerte erosión: la cala de Llebeig no borra el estrago del fuego

El acantilado sur de la cala de Llebeig, tiznado todavía de negro / A. P. F.

Hace ahora diez meses el fuego arrasó 18 hectáreas del acantilado sur de la cala de Llebeig, cala que comparten el Poble Nou de Benitatxell y Teulada Moraira. Uno de los tramos litorales más bellos de la Comunitat Valenciana quedó tiznado de negro.

Incendio forestal en la cala Llebeig en Teulada y Moraira

Alfons Padilla

No se ven muchos atisbos de regeneración. Los suelos son someros, pobres, y la erosión postincendio todavía los ha castigado más. Son también suelos desmenuzados y pedregosos. En los puntos de más umbría, ha crecido la hiedra. También han rebrotado palmitos verdes de los «margallons». Pero el paisaje sigue mostrando claramente el estrago del fuego. La regeneración va aquí muy lenta.

Saltaron lascas de las rocas

Aquel incendio devastó los acantilados. Las elevadas temperaturas arrancaron lascas de unas rocas que todavía hoy siguen negras. El fuego destruyó una de las postales más bellas del litoral valenciano. Esta cala siempre se ha destacado como una de las más pintorescas de la Marina Alta. Solo se puede llegar por el mar o por una serpenteante senda (la del Barranc de la Vidua y la de la ruta de los acantilados de Benitatxell). Las antiguas casas de pescadores y la memoria del estraperlo refuerzan el interés de una cala que hace diez meses quedó marcada por el fuego.