Los grupos familiares ilustres que controlaban la joya de la corona financiera valenciana han visto reducidas a cenizas sus inversiones en la entidad nacionalizada hace ahora un año y recién adjudicada a CaixaBank. Ocupaban los órganos de gobierno repartiéndose suculentos dividendos durante una burbuja económica que llenó las arcas de estos mandatarios, ahora apartados del consejo de administración desde la intervención del Banco de España. El control de los históricos socios de referencia „llegaron a tener en sus manos el 25 % del banco con sede en Pintor Sorolla„ ha quedado diluido y se reparte además entre otros 45.000 pequeños ahorradores. Banco de Valencia llegó a superar a Bankinter en capitalización bursátil en tiempos de la burbuja inmobiliaria y atraía el capital de grandes gestoras de fondos y sociedades de inversión de capital (Sicav) de las grandes fortunas de la Comunitat Valenciana.

Sagas familiares como los Noguera (a través de su patrimonial Libertas 7), Girona (Minaval) o Boluda Villalonga, y empresarios como Federico Michavilla (Torrecid), Celestino Aznar (Marie Claire), Silvestre Segarra (Porcelanosa), Manuel, Olmos (Macomar Inversiones) o José Segura Almodóvar, entre otros, han visto reducida su participación tras el cambio forzoso de propiedad y no acudir a la ampliación de capital suscrita en su mayoría por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Bancaja llegó a controlar el 38 % del Banco de Valencia. La familia del conocido industrial de las figuras de porcelana Juan Lladró (que fue vicepresidente del banco), junto con su hija Rosa María, fue la primera en ver las orejas al lobo y vendió gran parte de su participación en el banco durante 2009 y 2010.

También la familia del empresario castellonense Celestino Aznar, que inició su actividad industrial a través de la firma del textil y confección Marie Claire, entre otros negocios, ha superado este calvario de pérdidas vendiendo gran parte de su paquete accionarial. Aznar fue vicepresidente de la entidad y redujo la participación del 6,19 % al 2,95 % desde principios de este año.

Los Noguera, a través de su sociedad patrimonial Libertas 7, llegaron a controlar el 5 % del Banco de Valencia, cuyo hundimiento ha afectado de lleno las inversiones financieras de esta familia valenciana. De hecho, el grupo inversor ha tenido que vender su participación del 12,7 % en el capital de Bodegas Riojanas al propio Banco de Valencia por 3,4 millones de euros, que ha tenido que destinar «al pago de determinadas posiciones deudoras» de los Noguera, según ha reconocido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

El consejero delegado de Porcelanosa, Silvestre Segarra, poseía el 3,2 % y Federico Michavila , presidente de la cerámica castellonense Torrecid, el 1,01% de la entidad valenciana. Además, Montepío Loreto „mutua implantada de previsión social implantada en el sector de pilotos de la aviación„ aglutinaba el 3,2 %. El banco gobernado en estos últimos años por José Luis Olivas (ex presidente de Bancaja) y Domingo Parra (ex consejero delegado) ha tenido un desplome bursátil sin precedentes. Su valor en bolsa ha pasado de más de 5.000 millones a tan sólo 516 millones. Y sigue en caída libre. En este período de tiempo, los propietarios de la cuarta parte del banco han visto reducido el valor de sus acciones en 1.000 millones. Hasta su intervención, la entidad poseía algo más de 20.000 accionistas con menos de cien títulos en propiedad, frente a los 10.295 que manejaban entre 100 y 500 acciones. Con más de 500 títulos existían 17.305 propietarios. No les queda casi nada.