Berlín aprobó el pasado miércoles el ambicioso proyecto de ley que quiere convertir en piedra angular de su revolución energética, proceso que pasa por fomentar las renovables y apagar las nucleares sin disparar los precios ni poner en riesgo el suministro. La reforma de la Ley de las Energías Renovables (EEG) busca reducir las subvenciones a la producción de renovables, detener la escalada del precio de la electricidad de los últimos años y neutralizar el proceso abierto por la Comisión Europea (CE) por las ayudas a las empresas intensivas en energía. El primer pilar de la normativa es el que, contrarreloj, ha logrado consensuar Berlín con Bruselas, que estaba investigando si los 5.000 millones de euros que el Gobierno alemán entrega anualmente en concepto de ayudas a las empresas intensivas en energía perjudican la competencia en la Unión Europea (UE). El ministerio de Economía alemán explicó que el montante total de las ayudas se mantendrá a grandes rasgos, pero se alterará el reparto para cumplir los requisitos comunitarios teniendo en cuenta variables como la relación entre necesidad energética y facturación, y el tamaño de la compañía. Así, el Gobierno alemán estima que unas 2.000 empresas recibirán menos ayudas cuando entre en vigor la ley, previsiblemente el 1 de agosto.

La tercera gran apuesta de la normativa de la gran coalición es «romper la dinámica de precios», en referencia a las fuertes subidas de la tarifa de la electricidad para los hogares, que ha desatado un debate mediático y político en la mayor economía europea.