El árbitro internacional de fútbol Antonio Miguel Mateu Lahoz se deshizo en halagos hacia su pueblo, Algímia d'Alfara, y sus vecinos tras el homenaje que recibió de manos del ayuntamiento. «Todavía estoy alucinado, pero sobre todo agradecido», explicaba ayer en declaraciones a Levante-EMV.

El colegiado no se esperaba el tributo que le dedicaron sus conciudadanos al que acudieron más de 300 personas entre amigos, compañeros, familiares y vecinos. «Algímia tiene magia» dijo en la intervención que realizó en el auditorio después de recibir el calor de todos los asistentes, que se pusieron en pie al ver a su vecino más internacional entrar por la puerta. Vítores, aplausos y miradas de orgullo, que emocionaron el colegiado nada más comenzar un acto que fue presentado por el concejal de Deportes Vicent Arnau. «Me dieron tantas sorpresas, con todos esos valores y principios que me han inculcado desde pequeño que todavía trato de asimilar y digerir. Intenté exteriorizar todo lo que han provocado en mí», añadía emocionado a este diario.

Tras los diferentes parlamentos, se proyectó un vídeo muy emotivo con imágenes de su vida personal y profesional, con varios testimonios de relevancia. Sin embrago, el momento más esperado fue cuando Mateu Lahoz tomó la palabra para mostrar su agradecimiento, una intervención en la que no faltaron las anécdotas de su infancia y juventud en el pueblo, cuyo calor no le ha faltado nunca, afirmó.

Entre los parlamentos que se realizaron hay que resaltar el de su hermano Eladio, al que se sumó el del presidente de la Federación Valenciana de Fútbol, Salvador Gomar.

Tras el acto en el auditorio, la comitiva se desplazó hasta el polideportivo, donde se descubrieron unas letras de acero con su nombre, el mismo que ahora lucirá la instalación. Por último, continuaron su ruta hasta el gimnasio donde recibió otro caluroso reconocimiento, con una placa en la que se podía leer «El pueblo de Algímia a su vecino más internacional, 'Tonyo' Mateu Lahoz».

Humildad

El acto finalizó con un vino de honor, donde el árbitro dio las gracias al alcalde, Ernest Buralla, y reconoció estar emocionado, aunque aseguró «no merecer tanto»; una prueba de la humildad de este vecino que ha conseguido estar en lo más alto dentro de su profesión, en la que goza de un reconocido prestigio.

«Fue un pasada. Soy muy feliz y muy afortunado», resumía ayer Mateu Lahoz recordando además: «Hace dos años los jubilados me rindieron otro homenaje y en aquel momento, la emoción no me dejó articular palabra, por eso en esta vez no quise irme sin dar las gracias a cada uno de los allí presentes y a los que no pudieron venir, las gracias más infinitas y más puras», terminaba.