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La "chapuza" de la gola de Quartell se corrige al fin

El paso para los trasvases a Almenara ya no dificulta la salida al mar del humedal protegido

Vista de la gola y de tres de los cuatro tubos colocados. | DANIEL TORTAJADA

Casi tres meses después del inicio de los trasvases de grava desde las playas del norte de Sagunt para proteger la costa de Almenara, los daños ocasionados a infraestructuras de la ciudad por el modo en que se realizaban estas tareas han empezado a reducirse de forma significativa, tal y como pedía desde hace tiempo el ayuntamiento a los responsables del ministerio.

La principal razón de esto último es que, al fin, se ha mejorado el paso provisional habilitado para que los camiones circulen por la playa y atraviesen la gola de Quartell, pero sin que ello complique la circulación de las aguas en un paraje protegido como el marjal, ni dispare el riesgo de inundaciones en toda la franja costera del norte de Sagunt en caso de lluvias torrenciales.

Eso es lo que había pasado cuando, hace varias semanas, se hizo el primer paso por la gola para que los camiones dejasen de cruzar el pequeño puente recién rehabilitado junto a la Finca de Penya que, como alertó el ayuntamiento, no estaba diseñado para soportar ese peso y podía colapsar. Entonces, esa solución provisional se ejecutó sin consultar antes al ayuntamiento, ni tener en cuenta ni el caudal que puede llegar a desaguar la gola, ni su importancia fundamental tanto para un humedal protegido a nivel internacional como para toda las urbanizaciones de la costa norte de Sagunt, desde su límite con Canet.

Esto llevó a hacer una «auténtica chapuza» en palabras del teniente de alcalde de Almardà, Pepe Gil, pues los tubos colocados para garantizar la salida del agua al mar eran escasos para el caudal que se puede acumular en caso de lluvias fuertes y, además, quedaban tan altos que era imposible que el agua circulara adecuadamente, lo que suponía además un problema añadido para el ecosistema del mismo humedal.

Ante la escasa receptividad que inicialmente tuvieron estas advertencias, el ayuntamiento alertó de lo que estaba sucediendo a la Conselleria de Agricultura por los peligros que todo esto suponía para el marjal, como informó Levante-EMV. Por ello, tras intensas gestione de ambos organismos, finalmente Costas colocó un tubo más y luego, según fuentes del gobierno local, se comprometió a rectificar los mal colocados; una tarea que al final acabó haciendo en cuestión de días cuando, de repente, ese paso habilitado cedió y se derrumbó, por lo que lo tuvo que rehacer.

«Se puede decir que fue una suerte que se produjera ese derrumbe, porque ya no les quedó otro remedio que hacerlo otra vez y de forma rápida», decía el teniente de alcalde, Pepe Gil (Compromís), lamentando que «haya costado tanto» que Costas «aceptara nuestro planteamiento y el de la conselleria, rectificando en un asunto tan fácil de corregir, como luego se vio, pero que, sin embargo, podía habernos llegado a ocasionar muchísimos problemas pues solo un fin de semana que llovió un poco más de lo normal ya se vio que aquello era una chapuza y, como el agua no salía bien, debíamos activar unas bombas para conseguir sacarla y eso tampoco iba a ser una solución realista si llovía con más fuerza ».

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