La alternativa vacacional del camping representa una opción que goza cada verano de más éxito. Una bocanada de aire fresco desde la Albufera, tiendas y bungalows junto a las playas de la Safor, un retiro en mitad de la Sierra Mariola. Experiencias que suponen casi un retiro espiritual del bullicio de la ciudad y las opciones de turismo masificado más clásicas.
En el verano del coronavirus, además, parece que se presentan también como una opción que está siendo tenida en cuenta por sus ventajas respecto a los requisitos sanitarios. Así lo están notando los campings valencianos, que han empezado a abrir estas últimas semanas en medio de una cascada de reservas de parcelas de cara a este verano. Los establecimientos encaran los próximos meses con la esperanza de que, a pesar de las restricciones de aforo (al 75 % desde este lunes), la ocupación responda a la de una temporada alta estándar.
Según informaron ayer a este diario desde la Federación de Campings de la Comunitat Valenciana, alrededor de la mitad de los espacios del territorio han sido ya abiertos en estas semanas, y esperan que el resto empiece su actividad entre esta semana y la que viene. «La gente contactaba mucho, para recibir información, saber cuándo se abría... Ahora parece que se están materializando por fin las reservas», añadían desde la asociación, sin adelantar un porcentaje de ocupación, pero asegurando unos índices reseñables, sobre todo teniendo en cuenta las circunstancias sanitarias. «Esperamos como mínimo cubrir los gastos», señalaban.
El escenario y las expectativas son cambiantes según cada camping. De momento, parece que están teniendo más éxito los de costa. «Desde que se permite la movilidad entre provincias, el teléfono no deja de sonar», ilustraba ayer Raimon Morató, director del camping Devesa Gardens, cerca de la Albufera. «Está llamando el cliente de siempre, pero también muchos que no han venido nunca. Buscan naturaleza, espacios abiertos y la tranquilidad que pueden ofrecer sitios como este», explicaba. De cara al verano, espera un «ascenso gradual» en la ocupación: un julio tranquilo, más afluencia en agosto. «Hemos ajustado precios y esperamos repetir los números del año pasado», explicó Morató.
Desde que abrieron, el pasado 25 de mayo, la ocupación ha sido «buena» para un mes de junio. «Entre semana quedan ocupadas el 30 % de las plazas, y los fines de semana, alrededor de un 80 %», explicó.
Los campings de interior han esperado más a abrir sus puertas para la llegada de nuevos turistas. El Camping Mariola, situado cerca del municipio de Bocairent, lo hizo el pasado fin de semana. A pesar de que la movilidad interprovincial aún estaba cerrada, ya recibieron a sus primeros huéspedes; según Juan Mestre, director del campin, esperan muchos más de cara a los próximos fines de semana. De cara al verano, «ya recibimos llamadas, muchos grupos de amigos que van preguntando precios... Y se han hecho reservas. Pero no ha habido una avalancha. Aún quedan plazas para julio y agosto», afirmó.
Adaptación de espacios
Tal como explicaba Mestre, las distancias de seguridad no suponen un problema en las parcelas: «El vecino de al lado puede estar a quince metros». La gestión de los espacios comunes es más complicada. «Por ejemplo, en un bloque de aseos, tan solo se pueden usar la mitad de las duchas. O en la barbacoa, donde antes se podían juntar varios grupos, ahora solo puede entrar uno. El servicio no va a poder ser el mismo». Morató, por su parte, incidió en los esfuerzos invertidos en la limpieza y desinfección de espacios como las piscinas. Aunque invadidos de geles y señales de distancias de seguridad, los campings aguardan un verano con buena ocupación.
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