ACCESO: Desde Requena o Almansa tomamos la carretera N 330 hacia Ayora. A 11 km desde Almansa cogeremos el desvío a la izquierda (CV-437). En el km 7.9 hay unos carteles indicadores a izquierda hacia una finca denominada "Casas de Meta", lugar en el que dejamos el coche.

 

LONGITUD: 7.53 km si empezamos en la carretera. Aunque si apartamos en las Casas de Meca (cobran peaje) nos ahorramos 2.2 km en total, quedando reducido el circuito a 5 kilómetros y medio.

 

DURACIÓN: Dos horas y cinco minutos. A paso lento, y en grupo de 38 personas, tardamos dos horas y media en hacer el recorrido, sin contar la parada del almuerzo.

DIFICULTAD: Fácil. Caminamos por pista y por un camino íbero, muy bien conservado pese al paso del tiempo. Hay que prestar cuidado en la bajada a la puente. Excursión ideal para llevar a niños, excitará su fantasía y fomentará su cultura.

RECOMENDACIONES: Zapatillas o botas de montaña. Ropa apropiada a la estación. Mochila con agua. Gorra, gafas de sol, protector solar y labial. No hay puntos de agua en la excursión. Máquina de fotos.

DE INTERÉS: El conjunto: un libro natural de historia al aire libre. El Camino Hondo, como hemos dicho anteriormente, quizás sea el camino más antiguo de todas estas entregas de senderismo: una obra de cíclopes. El poblado íbero. Los depósitos de agua. Las ruinas. Las vistas desde arriba.

ÉPOCA APROPIADA: Principios de primavera y finales de otoño son las estaciones adecuadas para acercarse al Castellar. La excursión resulta especialmente recomendable a finales de febrero o principios de marzo, cuando florecen los almendros que hay en los campos inmediatos.

 

Nuestros pasos irán por un camino excavado en la misma roca, pasos que posiblemente se harán por el camino más antiguo de todas estas entregas senderistas

RUTA:

Carretera (WP 1; 30 S 0659256, 4315549; 819 m).

Iniciamos el recorrido junto a los c arteles, hacia la montaña, por el camino que va a las Casas de Meca. Por cierto, aunque en los carteles de la Comunidad Valenciana ponga Poblado Íbero Castellas de la Meca, el pobaldo no es de la Meca, pues es anterior a la Meca y nada tiene que ver con ella. El nombre de Ciudad Meca es posible que surgiera a partir de su abandono, pues significa "ciudad deshabitada". Siguiendo el camino, escoltado por hileras de almendros, llegamos a las Casas de Meca, pero giramos un poco antes, junto a una gran encina, a la derecha(28'; 1,18 km).

 

Casas de Meca (WP 2; 30 S 0660171, 4314802; 868 m).

El camino gira a la derecha, pasa junto a las Casas de Meca y se dirige a poniente. Pronto encontramos las primeras huellas del camino íbero labradas en la misma roca (32';2,21 km). Inicio del camino íbero (WP 3; 30 S 0659346, 4314427; 914 m).

El camino hace una primera ese, pero continúa hacia el collado que separa un promontorio rocoso de la montaña, pasando junto a un deseomunal aljibe de uso ganadero. Continuamos y antes de llegar al collado el camino hace un giro a la izquierda, dirigiéndose hacia levante. Se llega a una fuente con abrevadero, con unas escaleras de época ibérica (45'; 2,71 km). Aquí volveremos a cerrar el circuito sobre el castellar, que ahora iniciamos en el sentido de las agujas del reloj.

 

Fuente (WP 4;30 S 0659331, 4314181; 949 m).

El camino, a ratos excavado sobre la tierra, continúa a poniente pasando sobre el gran aljibe que antes describimos bajo unos escarpes rocosos. Aunque parece perderse entre unas excavaciones, hay un senderillo que pasa unos montones de tierra y roca y enseguida empieza a aparecer ante nosotros esa maravilla que es el Camino Hondo, expresión literal de que está excavado en la misma roca, como consecuencia de la mano del hombre y del paso de miles de carruajes sobre él. El

suelo, sobre roca viva, presenta profundas rodaderas debido al paso de las ruedas de carro durante 1.500 años. Impresionados y sobrecogidos llegamos a las puertas de lo que debió de ser la ciudad. Allí vemos cómo el camino se bifurca para permitir el paso de dos carrosy continúa en suave ascenso, pero ya encañonado dentro de la ciudad íbera. Lo que vemos es un portento de camino indescriptible. También se pueden observar restos de murallas ciclópeas, puertas sobre la roca,etc. Caminamos despacio,captando cada detalle que nos asombra. Nos maravilla pensar que esto se hiciera antes de que nos civilizaran los romanos. Pero las sorpresas no han terminado. Para superar la pendiente se alargó el recorrido del camino que, hundido en la piedra caliza, continúa y hace una espectacular curva dentro de la roca para virar a poniente. En el último tramo, la roca estáexcavada 4,30 m con una anchura de 1,93-2,15 m. Finalmente salimos del angosto que forma el camino. Sin darnos cuenta estamos arriba, sobre la gran meseta rocosa. Parece increíble que este trazado se hiciese hace tantos siglos. Entramos en la ciudad y el espectáculo nos sobrecoge todavía más. Caminos que se bifurcan, numerosas cisternas y casas talladas en la roca. Restos de viviendas y de cerámicas ibéricas, romanas e islámicas. Observamos habitaciones excavadas en la roca, escaleras y numerosos depósitos de agua. Perdemos el sentido ante tanta maravilla. Finalmente, para descansar de tanta agitación, subimos a la cima y miramos el excelso paisaje que en todas direcciones se nos presenta (1h,15'; 4,49 km).

Cumbre poniente (WP 5;30 S 0659369, 4313962;1.059 m).

Desde la cumbre comprobamos que estamos sobre una fortaleza natural, protegidos por una muralla rocosa sobre la que se ha construido una maravillosa ciudad. La imaginación vuela. Pero es el momento de volver. Nos dirigimos hacia una vaguada que se forma a levante de la cumbre. Tiene algunas escaleras. Pasamos junto a otro aljibe de dimensiones descomunales y la denominada cueva del Rey Moro, por la que bajamos, por unas escaleras construidas a principios del siglo pasado, pero que constituyen una lamentable agresión al monumento. Desde allí, cerrando el circuito sobre el castellar, bajamos hasta la fuente (WP 4;1h,25';4,86 km). Finalizaremos esta excursión, en la que hemos rememorado nuestra historia más lejana,volviendo al lugar de inicio (WP 1;2h, 5'; 7.73 km). Sin duda, una visita ha sido insuficiente para admirar todo lo que el paraje ofrece. Volveremos. No obstante, a pesar de descubrir tanta maravilla, hay un momento para la queja. Sorprende el abandono del lugar. Y es que está en una tierra de fronteras que no eran las de los íberos. Por eso pensamos que, debidamente restaurado y protegido, sería un buen rincón para un Parque Arqueológico. Los incalculables tesoros que encierra el Castellar lo merecen.