Julián López es una de esas personas que pueden presumir de haber visto cumplidos muchos de sus sueños. A finales del pasado siglo XX y junto a su compañera, María José Peidro, emprendió la aventura de crear una bodega que recrease el concepto de chateau francés, con las instalaciones de elaboración en el epicentro de una finca de viñedos, olivos y otros cultivos en el término municipal de Requena. 

Con la segunda generación de la familia al frente de la compañía, Chozas Carrascal trabaja todas sus parcelas con la mínima intervención y bajo pautas ecológicas a fin de obtener uvas de la mayor calidad posible para elaborar vinos y cavas muy expresivos.

La seriedad en el proceso de elaboración unida a las peculiares características de clima y terreno les ha servido para obtener distintivos al alcance de muy pocas bodegas. Así, Chozas Carrascal está certificada para producir sus vinos al amparo de la DO Utiel-Requena y de la DO Cava. Además, desde hace unos años cuenta con su propia denominación de origen, el Pago Chozas Carrascal, un sello que se identifica con el rango más alto en la pirámide de calidad de los vinos en nuestro país.

En la actualidad la bodega cuenta con tres cavas en su portfolio. Roxanne es un cava de carácter joven, frutal y jovial que se elabora con uvas de Macabeo y Chardonnay. Junto a él, El Cava de Chozas es un brut nature reserva elaborado a partir de una selección de uvas de las variedades Chardonnay y Macabeo con las que se obtiene un vino base que, tras el tiraje, descansa un mínimo de quince meses en rima en las oscuras cavas de la bodega, donde termina de definir todas sus cualidades.

Su última creación es el exclusivo cava Eterno, un cava que comenzó a gestarse en 2012 cuando Julián López Peidro constató las particularidades de la parcela La Dehesa, un terreno con 4.500 cepas de Chardonnay ubicado justo al lado de la bodega. Con la cosecha de 2016 llegó el momento de cristalizar la idea de crear un cava excepcional capaz de trasladar las peculiaridades de la parcela de la que proviene. Se trata de una limitadísima edición de cuatro mil botellas con una crianza mínima de 60 meses en rima.