El día de la manifestación contra la corrupción le leí a alguien afirmar que la corrupción está en la naturaleza humana. Hace un par de días, Mariano Rajoy volvió a decirlo: «La corrupción está en la naturaleza humana». Para analizar el significado de una expresión, además de entender lo que se dice, hay que tener en cuenta el contexto en que se pronuncia, la intención, el uso. Así, en este caso, si lo que dicen es que la corrupción es «humana» no deja de ser una perogrullada: efectivamente, los animales no pueden progresar, ni degenerar, ni corromperse. En realidad, la corrupción «sólo» está en la naturaleza humana. Pero, ¿qué quieren decir cuando dicen lo que dicen? ¿Qué la entienden, que la justifican, que es inevitable? Acaso, ¿qué es estúpido que la gente se manifieste en su contra o inútil que se persiga para ponerle freno? El asesinato, la violencia y la violación, también están en la naturaleza humana, pero, dicho esto, ¿qué queremos decir? Efectivamente: la corrupción no es «inhumana». Por cierto, según Camps, «la palabra corrupción la trajeron los socialistas, nosotros la combatimos», así que, contra lo que dice su Mariano, o bien la corrupción está en la naturaleza socialista o bien sólo los socialistas tienen naturaleza humana. O yo qué sé.

¿En la mía o en la tuya? Rita Barberá –exultante y lingüísticamente lapidaria como es ella y, en ocasiones, todos—ha dicho: «¡Por fin, la Copa del América vuelve a casa»! ¿A la casa de ella, de la Copa hija pródiga, o a la nuestra? Como no tendría sentido que un suizo que hubiera alquilado quince días un apartamento en Dénia y volviera otros quince al año siguiente exclamara: «¡Por fin, en casa!», debe tratarse de la nuestra. Pero, en realidad, ¿qué tendrá que ver esa competición con «nosotros» o qué nos relaciona a «nosotros» con esa competición? Me esperaré a los resultados de la encuesta de este periódico sobre ¿qué es ser valenciano? para contestar a la última pregunta.

Excepciones. Todos los edificios públicos y privados necesitan informes y licencias para su apertura, el Ágora no. Todos estamos sometidos al mismo régimen fiscal, los futbolistas extranjeros no. Todos los piratas deberían ser apresados y juzgados, los del Alakrana no. Todos los implicados en un proceso de financiación irregular deberían rendir cuentas en los tribunales, algunos empresarios valencianos no. Sobre esto último: presentada por el PSPV la querella, ¿cómo se justificaría que se dejara al margen a una de las partes contratantes o contratadas? Y ¿por qué se interpreta la denuncia a algunos como un ataque a todos los empresarios? ¡Cuántas obviedades!