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Javier Cuervo

Acabaremos sabiendo

El avión del ya expríncipe Felipe no alcanzó la velocidad del sonido de su padre anunciando la abdicación en su favor

Había un océano por medio entre el exrey y su hijo y también entre el exrey y su esposa, esa profesional. Hace años que la Familia Real anda en líos que hacían difícil encontrar un buen momento para que el rey dejara de reinar pero las familias reales, con las que la última generación de borbones ha querido mimetizarse, preferimos estar cerca cuando hay sucesos importantes, para ayudarnos o para vigilarnos, que desperdigados por el mundo. Hubo prisa o búsqueda de la inoportunidad.

La noticia afectó a los dos principales partidos, PP y PSOE, pilares del sistema. El PP a lomos del tordillo del gobierno, siguió dando vueltas. El PSOE, de ADN republicano aunque con genes accidentalistas u oportunistas, se apresuró a manifestar el conocimiento y el acuerdo acerca de la sucesión, con ese gesto que sacan cada vez que se traicionan por razones de causa mayor. El partido tiene un ideario causamayorista que siempre encuentra una razón de Estado para no ser socialista. La causa mayor parece la de siempre, la que acaba sustrayendo democracia a la democracia en nombre de imponderables inconfesables.

La noticia que sigue siempre a esta de las prisas sucesorias está relacionada con la premura por blindar al rey y la reina salientes con un aforamiento de combinación electrónica y llave de gorjas, doble paletón con llave de emergencia de doble intervención, puerta y marco de 6 mm de grosor y 2 bulones laterales de acero niquelado de 18 mm. El príncipe no estuvo junto al rey en el acto de salida de su padre y el rey no estuvo junto al príncipe en el acto de llegada que es la proclamación. Es la primera vez que el rey no acude a una fotografía simbólica, en este caso de la continuidad dinástica. Ellos sabrán por qué. Nosotros lo acabaremos sabiendo.

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